Cuando el mundo era otro y no existía el toque de queda y Rafael Berrio vivía en él, entre el bar Bukowski y el Cactus no había 150 ó 200 metros de distancia sino apenas un saltito, un brinco de nada con el que la noche se empalmaba con el día y el ocio autorizado pasaba a ser clandestino. Sentado en la terraza del bar con nombre de planta desértica, Pedro Gracia Pérez de Viñaspre, o lo que es lo mismo, Havoc, se frena en seco: quiere contar una anécdota. Una más. Tiene que ver con un concierto suyo en la sala Heliogabal de Barcelona en 2013 en el que estuvo acompañado de Berrio. “No le hacían hueco en el circuito indie. Vino conmigo y en el cartel habían puesto Rafa en lugar de Rafael. Me llamó hecho una furia. Diles ahora mismo que lo cambien. ¡Cómo que Rafa Berrio! ¿Qué confianzas son estas? Mi nombre es Rafael. En persona le podía llamar Rafa o Rafael, daba igual. Pero su nombre artístico era Rafel Berrio”. Ir al blog
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Un año sin Rafael Berrio: El mito, los bares y el poder de la desgana
Los músicos Javier Sánchez y Pedro Gracia Pérez de Viñaspre desgranan al cantautor rock donostiarra a las puertas de varios conciertos en su homenaje
Foto: Santiago Farizano
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