(EFE). Santurtzi remontó el segundo largo que traía de desventaja a la decisiva segunda jornada de la Bandera de La Concha, superó en 2 segundos a su máxima rival, Hondarribia, y ha acabado con la hegemonía de la principal favorita que venía de ganar los 3 últimos títulos en la capital guipuzcoana.
Comenzaron todas las favoritas en un pañuelo, comandadas por una embarcación de Orio, sabedora de que solo saliendo al ataque desde la primera palada podía reducir los 8 segundos de desventaja sobre Hondarribia y sembrar dudas entre todas sus rivales.
Zierbena y Santurtzi, a la salida de la bahía hacia mar abierto, tomarían el mando, pero encontraron un rival inesperado, Donostiarra, que había hecho un tiempo increíble en la primera tanda y marcaba los mejores registros para poner en riesgo la bandera a los componentes de esta tanda de honor, que también tenían que competir contra esta inesperada circunstancia.
Orio perdió fuelle en el primer largo, Santurtzi, Hondarribia y Zierbena entraron y salieron igualadas de la ciaboga en la que, sorprendentemente, el mejor tiempo lo siguió marcando desde la primera tanda una Donostiarra que comenzaba a creer en que el milagro era posible.
La vuelta siguió tan igualada como la ida, los 4 botes metidos en escasos segundos, Santurtzi y Hondarribia en décimas y con la obligación de apretar un poco más para que Donostiarra no se llevara la bandera.
Hondarribia, una experta en gestionar este tipo de situaciones, guardó lo mejor para el final, incrementó su ritmo para desplazar a Zierbena y pelearse con Santurtzi en un sprint final digno de una prueba de atletismo.
Santurtzi apretaría en los metros finales sacando fuerzas de flaqueza, Hondarribia pagó su esfuerzo y los vizcaínos consiguieron desplazar en algo más de 2 segundos a su rival, remontarle y conseguir una épica victoria en el último momento.
La tanda de consolación tuvo en Donostiarra, como estaba previsto, su clara dominadora desde que el semáforo de salida se puso en verde, sólo Urdaibai, alejado de su esplendoroso pasado en el que siempre estaba en la lucha por la bandera, seguía su estela y las gallegas Cabo y Ares entablaban su lucha particular por evitar la última plaza.
Donostiarra, ante su afición, siguió incrementando la renta con sus rivales y miraba de reojo el cronómetro porque tenía unas mínimas opciones de hacer un tiempo mejor que las principales candidatas y con 9 segundos de desventaja poder llevarse el título, aunque sus posibilidades reales eran mínimas y su gran tiempo en meta no sería suficiente para su ambicioso objetivo.
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