Nació dos horas antes de la muerte de Sid Vicious, lo que de alguna manera le marcaría el rumbo. Pero esta tarde el punk del túnel de Egia está muy poco punk. No tiene el cuerpo para soflamas de corte nihilista o interminables monólogos que empiezan de una manera y terminan no se sabe bien cómo. Toca la flauta. Suena una melodía agradable, melosa, que, aclara, pertenece a la banda sonora de la película Billy Elliot. También es fan de Los Chicos del Coro, otra película donde la música juega un papel fundamental en el tránsito entre la infancia y la adolescencia. Ir al artículo completo
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