“Chicos, que nos pilla el toro”. Una voz retumba en el backstage del Dabadaba. Es Alex López-Allende, uno de los socios del local, que avisa a Kyxo para que pasen a la preceptiva prueba de sonido. Silicies Grizzlies ya han terminado de afinar voces e instrumentos y se apresuran en recoger los bártulos del escenario. Su prueba se da por finiquitada y le pasan el relevo a Kyxo, dos grupos emergentes que van a romper una sequía de 9 meses sin conciertos en la sala más hiperactiva de Euskadi. Una travesía en el desierto insólita y antinatural para un templo de la música en directo: solo en 2019 acogió a 234 bandas o solistas. Ir al artículo completo
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