Zaporeak no se va a ir de Grecia pese a la agresión del pasado domingo. Lo ha dejado muy claro Peio García Amiano esta mañana en el Ayuntamiento donostiarra. Pero la asociación también considera que es momento de dar un paso al frente y «hacer una denuncia más radical y más coherente con lo que está pasando«. Y lo que está pasando es que «los energúmenos» de la extrema derecha impiden dar de comer a los refugiados que malviven en los campos griegos e impiden, también, que quienes se acercan en balsas alcancen la tierra. La situación es dramática y conocida, pero merece la pena escuchar hablar a quienes fueron agredidos el domingo por intentar paliar estas tremendas injusticias. «Llegaron a sacar una pistola. Pensamos que no salíamos, que ya no volvíamos más».
Cuentan los miembros de Zaporeak que el domingo por la mañana el ambiente ya estaba revuelto en las cercanías del campo de refugiados de Moria, en la isla de Lesbos, porque había llegado gente de extrema derecha en las últimas horas. Cuando iban a hacer el reparto de comida les paró un grupo que según calcula la periodista del Diario Vasco Estrella Vallejo, presente en el lugar, rozaría el centenar de personas. «Empezaron a gritos, todo en griego, no entendíamos nada», narró Peio García Amiano, añadiendo que con bates comenzaron a golpear los vehículos a y exigir los móviles y la documentación.
A la periodista Estrella Vallejo le quitaron la cámara, a otro de los miembros del grupo el teléfono y a un joven de Pamplona que iba con ellos le sacaron una pistola. A 150 metros la Policía era consciente de lo que ocurría pero no hacía nada por impedirlo. En este contexto los agresores lograron tirar a alguno al suelo y comenzaron a dar patadas. Y efectivamente algunos de los miembros del grupo, quizá todos, llegaron a pensar que no volverían.
El Ayuntamiento donostiarra, como hizo ayer el Gobierno vasco, ha condenado lo ocurrido y ha mostrado su apoyo a la organización con una declaración institucional. «El Consistorio reitera su compromiso contra el fascismo y el racismo». Hoy se han reunido representantes de grupos municipales con los miembros de Zaporeak, que también han estado en las Juntas Generales de Gipuzkoa.
Y es que esta organización, nacida de un grupo de amigos de Intxaurrondo con afán de cocinillas, ha contado siempre con el respaldo de la sociedad vasca en su auxilio a los refugiados que malviven en Grecia. Un colectivo que alcanza las 20.000 en Lesbos, 120.000 en todo el país. Todos ellos paralizados en campos donde la inacción de la Unión Europea es atroz día a día.
«La ciudadanía griega no está en contra de los refugiados, pero se cuelan estos energúmenos de la extrema derecha», narraban hoy los miembros de Zaporeak.
Por unos días no darán comidas en el campo de Moria, pero no serán muchos. «No podemos abandonar a los refugiados aunque tampoco podemos arriesgar la vida de los voluntarios. Pero hicimos una reunión el domingo por la noche y decidimos que el grupo se queda».
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