Una ‘historia de familia’ es lo que narra ‘Winter boy’, la película francesa a concurso presentada hoy en la Sección Oficial del Festival de San Sebastián, dirigida por Christophe Honoré, con protagonismo del jovencísimo Paul Kircher y de una Juliette Binoche que sin duda es la actriz más traída y llevada de esta 70ª edición tras el Premio Donostia que recogió ayer.
Honoré, que escribió el guion conforme a vivencias personales, «lo cual es una doble responsabilidad» en palabras de Binoche, plantea la situación de un joven que debe reestructurar su vida tras la muerte del padre igual que les ocurre a su madre y su hermano. Aunque a una edad especialmente delicada.
Honoré, que quería que su película tuviera «un tono desenfadado, adolescente, inmaduro», como el protagonista, se ha referido en la rueda de prensa a la «fragilidad» de los jóvenes en la sociedad actual y también a los efectos del confinamiento.
En este filme en el que «hay muchos abrazos», tal y como ha destacado el director, quien con el cuerpo contribuye a mostrar a la cámara la relación entre los personajes, destaca la interpretación de Paul Kircher, quien salvando la escena de un ataque de nervios no ha querido destacar la dificultad de ninguna otra. «Todos los días grabábamos varias escenas que formaban un todo. Sin más», ha dicho el joven, cuya interpretación ha sido muy bien entendida.
Respecto a Binoche, ha considerado que su capacidad de conmover en el filme se debe a «la magia del cine» y al trabajo del director, «que actúa como una matrona».
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