Ha pasado lo que nadie, ni siquiera el fan más optimista y naíf, podía imaginar: Oasis, el grupo de rock que arrasó en los años 90 y siguió en activo hasta el 28 de agosto de 2009, después de una monumental bronca entre los hermanos Gallagher antes de subirse al escenario en el festival Rock in Siene de París, ha anunciado esta mañana su regreso en una gira veraniega de 14 conciertos en el Reino Unido e Irlanda en 2025. Londres, Cardiff, Mánchester, Edimburgo y Dublín son las ciudades elegidas en los meses de julio y agosto. Las entradas saldrán a la venta este sábado 31. No hay más fechas previstas para el resto de Europa.
Liam y Noel han enterrado las hachas de guerra. Parecía imposible. Una quimera. Los hermanos Gallagher llevaban lanzándose puyas desde prácticamente la ruptura de la banda y nadie daba un duro por la reconciliación. Según los medios ingleses, hay varios factores que han propiciado el reencuentro: el divorcio de Noel Gallagher con la publicista millonaria Sara McDonald, que no se llevaba bien con el pequeño de los hermanos; el papel de mediadora de la pareja de este, Debbie Gwyther; y la labor en la sombra de un amigo en común y miembro original de la banda hasta el año 2000, el guitarrista Paul Arthurs, más conocido como Bonehead. Se ha obrado el milagro.
Aún no se sabe quiénes acompañarán a los dos machos alfa. Descartada la reedición de la formación original (en su día echaron de mala manera al batería Tony McCarrol y el bajista Paul McGuigan Guigsy se marchó en 1999 enviando un fax de despedida), es muy probable que el propio Bonehead, Andy Bell (bajo) o incluso Gem Archer (guitarra) se incorporen a la gira. Todos ellos han sido una parte fundamental de Oasis y también han participado de manera activa en las posteriores carreras de Liam Gallagher (primero en Beady Eye y luego en solitario), como con el proyecto Noel Gallagher’s High Flying Birds.
La duda, como siempre en la turbulenta historia de Oasis, corresponde al puesto de batería. Ha sido el músico que más ha rotado. El mejor baterista y más emblemático es Alan White (1995-2004), pero en los últimos tiempos de la banda de Mánchester, y luego tanto con Beady Eye como con Noel Gallagher, se ha impuesto el oficio de Chris Sharrock. Durante un tiempo también tocó en Oasis el hijo de Ringo Star, el batería Zak Starkey. Desde 2005, la banda británica contaba en los directos con el teclista del grupo Kula Shaker, el melenudo Jay Darlington. No parece que vaya a incorporarse.
Ya circula por las redes sociales un posible setlist, muy centrado en las canciones de sus dos míticos primeros álbumes, Definitely Maybe (1994) y (What’s the Story) Morning Glory? (1995), con algunas caras B emblemáticas de la época como Acquiesce y Masterplan, y contadas incursiones en su cosecha del siglo XXI: Lyla, The Importance of Being Idle, Little by Little y The Shock of the Lightining. Una suerte de grandes éxitos que se parecería mucho al listado de canciones que despacharon durante su última gira mundial de hace 15 años. Por aquel entonces, su último disco de estudio, Dig Out Your Soul (2008) no levantó grandes pasiones aunque está considerado como su mejor trabajo desde los gloriosos años del britpop.
Pero aquellos tiempos nada tienen nada que ver con el fenómeno de conciertos de masas de 2024. Entonces, a mediados de los dos mil, los críticos consideraban a Oasis un grupo “acabado” que vivía de la rentas de sus primeros trabajos. Ver actuar a los hermanos Gallagher en el Palacio de los de Deportes de Madrid, en 2005, por ejemplo, costaba 33 euros. Hoy el periódico local Manchester Evening News asegura que las entradas para la gira de reunión se podrán adquirir, como mínimo, desde 100 o 140 libras (de 118 a 165 euros). A eso habrá que sumarle los precios del vuelo desde nuestros aeropuertos y la estancia en destino. La cruenta batalla de las entradas está servida. Las redes se llenan de memes con lo que va a costar ver en directo al grupo que definió una era antes de la globalización, los smartphones e Internet. El último fenómeno del rock del siglo XX.
La nostalgia es un arma infalible que agita las emociones de la gente. Si ver a una banda indie como Los Planetas interpretando las canciones de su disco Súper 8 arrastra a una legión de fans (muchos de ellos de cuarenta años para arriba), la inesperada vuelta de Oasis amenaza con romper los récords de morriña de, literalmente, todo el mundo: desde Argentina a Japón, dos países donde también son superestrellas. Además, los mancunianos han conseguido engatusar a millones de jóvenes que no pudieron ver a Oasis en su momento y que acuden entusiasmados a los conciertos en solitario de Liam Gallagher.
Ya lo dijo su hermano Noel en una entrevista: quien ha mantenido encendida la llama del grupo todo este tiempo, como si perteneciese al excitante presente y no a un borroso pasado, es él. Liam Gallagher está celebrando una multitudinaria gira del 30 aniversario del LP de debut, el incontestable Definitely Maybe. Después de una disputa que parecía no tener fin, Noel Gallagher ha dado su brazo a torcer y ha cumplido lo que Liam siempre ha querido, y con él millones de fans: la vuelta de Oasis. La gran O. Mad fer it.
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