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Viveros de Ulia: pocas conclusiones y muchos avatares en doce años

Primero fue la asociación Uliako Lore Baratzak y ahora la otra ‘columna’ del barrio, la Asociación de Vecinos de Ulia.

Un grupo de visitantes se dispone a recorrer los depósitos de agua de Ulia. Foto: Santiago Farizano

Primero fue la asociación Uliako Lore Baratzak y ahora la otra ‘columna’ del barrio, la Asociación de Vecinos de Ulia. Con tonos distintos, pero en ambos casos han mostrado su desacuerdo con la posibilidad surgida en el seno municipal de que la Sociedad de Ciencias Aranzadi se instale en los viveros. Opinión abiertamente compartida por Irabazi y EH Bildu.
El pasado 9 de abril la Asociación de Vecinos de Ulia mostraba su alivio «por la rectificación del Ayuntamiento de Donostia que no construirá los apartamentos para jóvenes y con ello los Viveros de Ulia seguirán siendo lo que son: plena naturaleza». En estos términos se expresaba Joxe Arce, el portavoz de la asociación. Con todo la asociación se dirigía al Consistorio para pedir que ordene la modificación puntual del PGOU y que la finca «recobre la calificación urbanística de parque urbano que nunca debió perder».
No esperaban los vecinos, que llevan años pidiendo que los viveros sigan siendo exclusivamente lo que son, que días después el Ayuntamiento iba a ofrecer a la Sociedad de Ciencias Aranzadi que se instale allí. Al respecto la sociedad ha preferido no manifestarse públicamente. 

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Foto: Santiago Farizano

«Nuevamente nos vemos sorprendidos, a través de los medios de comunicación, de una disparatada decisión municipal relacionada con la finca municipal de los históricos Viveros municipales de Ategorrieta-Ulia. Tras 12 años de confrontación con el Ayuntamiento parecía que este tipo de ocurrencias no se iban a reproducir. ¿A quién se le puede ocurrir ofrecer a la prestigiosa Sociedad de Ciencias Aranzadi la finca para que construya allí precisamente su nueva sede?», se preguntaba ayer Félix Soto, de la Asociación de Vecinos, quien llegó más lejos al afirmar que «la aceptación del ofrecimiento municipal por parte de Aranzadi representaría una dolorosa quiebra de un prestigio atesorado durante décadas».
Ya recordaba días la otra asociación del barrio, Uliako Lorez Baratzak, que «queda pendiente para Aranzadi el desenlace del inmueble situado en el barrio de Intxaurrondo (…) El inmueble que albergó el Servicio de Costas y una delegación de la Agencia Estatal de Meteorología está adaptado para albergar a tantos investigadores sean necesarios y socios de la entidad para seguir desarrollando las numerosas actividades que desempeña y seguir siendo una de las entidades de mayor significación en el campo de la Biodiversidad y la Antropología e Historia».
Pese a la incógnita sobre la opinión de Aranzadi cabe reconocer que con la oposición frontal de los vecinos parece una decisión difícil de tomar.
Joxe Arce resumía hace unos días que «esta lucha» comenzó en 2006, cuando «algún técnico dijo que aquello no tiene ningún valor y que se podía vender». «A raíz de un informe técnico de Aranzadi el alcalde Odón Elorza vio el valor que tienen los depósitos, pero entonces el problema era todo lo demás. Y nació el proyecto de construir allí, que sería un pecado mortal». Primero iba a ser una treintena de viviendas de lujo. Después iban a ser apartamentos para jóvenes. Pocas conclusiones y muchos avatares han transcurrido en estos doce años.


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