La misma emoción que ha reconocido Víctor Erice (Bizkaia, 1940) que busca con sus películas ha sido protagonista este mediodía en el Kursaal de San Sebastián, donde el director, que recogerá esta noche el Premio Donostia, se ha explayado como pocas veces hablando sobre su obra, sobre el presente del cine y sobre ‘Cerrar los ojos’, su última película. «Si yo admito que esta película es testamentaria, no tendría más destino que el museo de cerca. Y me resisto«, ha dicho Erice.
Verle a Víctor Erice junto a Ana Torrent, 50 años después de la Concha de Oro por ‘El espíritu de la colmena’, ya es un nuevo hito del Festival de San Sebastián. Para el Zinemaldia y para todos los donostiarras.
«De hace 50 años, cuando me dieron aquí el Premio Donostia, recuerdo que subí a recogerlo con el productor Elías Querejeta, éramos amigos, y la mitad del cine pateaba mientras la otra mitad aplaudía. Eso era un índice de su vitalidad. Y de que fue una película hecha a contratiempo», ha rememorado Erice.
En este punto ha opinado que «no es lo mismo ver una película en el momento de su producción que cuando ya forma parte de la historia del cine. Ese momento de relación directa entre la obra y el entorno solo se da en el descubrimiento primero«.
En este contexto que podría parecer nostálgico, el director ha dejado claro que no lo es en absoluto. «Utilizo las nuevas tecnologías. Resulta más barato rodar en digital», ha explicado, aunque también ha admitido: «La sala cinematográfica es lo único que queda del proyecto original de Lumière. Hoy las películas se hacen y se distribuyen de forma distinta. Solo queda la sala y además queda como residuo. Pero una película reclama como medio natural la sala».
«Las grandes corporaciones se apoderan de todas las ventanas, hay televisión, tabletas, móviles. Pero se pierde el proyecto original. El cine era una experiencia ciudadana y compartida. Y el desarrollo tecnológico nos ha llevado a que tenga lugar en la privacidad doméstica. Que ya no es lo mismo».
Ciudadanos del mundo
Flanqueado por parte importante de su equipo en ‘Cerrar los ojos’ (Ana Torrent, José Coronado, Petra Martínez, María León, Mario Pardo, Helena Miguel, Michel Gaztambide…) Erice se ha emocionado al recordar a otro vasco, Jorge Oteiza, «que era algo más que un artista», y que también reivindicó la función sanadora del arte. «Libros, cuadros, música… irrumpen en nuestras vidas y de alguna maneras nos modifican. Nos sentimos distintos, hemos crecido en conocimiento». Y ha deseado que el ciudadano tenga una formación que le aproxime a ese fenómeno extraordinario que fue el cine, «que a mí me ha servido para el descubrimiento de tantas cosas».
Emocionado al recordar a Oteiza, ha añadido que el escultor decía que «no hay educación que cumpla su función social si no entra en la función estética. Faltaría una pieza fundamental. El arte ha sido el elemento fundador de todas las culturas», ha reivindicado Erice, quien pese a todo considera que él ha hecho cine «por el afán de reproducir la existencia». «El cine, en tiempos de miseria, nos permitió sentirnos ciudadanos del mundo y elegir a nuestros maestros», ha defendido.
Muy bonita ha sido la referencia que Erice ha dedicado al Festival de San Sebastián al lamentar que su generación se ha tenido que enfrentar al «duelo» por la desaparición de los grandes maestros del cine. «Por aquí han desfilado unos cuantos», ha dicho el director nombrando a Howard Hughes (a quien recuerda «paseando y subido en un velero»), a Alfred Hitchcock, a Nicholas Ray y a tantos otros. Y también se ha referido a Luis Buñuel, «que podría haber sido el padre fundador de nuestra cinematografía pero estaba en el exilio».
Esta noche el director recogerá el Premio Donostia y posteriormente se proyectará ‘Cerrar los ojos’. Más información sobre el festival, aquí.
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