(EFE). Víctor Erice vuelve a las salas con su cuarto largometraje, «Cerrar los ojos», rodado treinta años después de «El sol del membrillo», con Manolo Solo y José Coronado como protagonistas absolutos de la que parece ser su cinta testamentaria, su resumen cinéfilo y de vida, y, probablemente, un autorretrato.
«Él es un hombre de una sencillez tremenda pero, a la vez, de una complejidad tremenda», intenta explicar a EFE Coronado, el actor Julio Arenas en la película. «Él sabe lo que no quiere y busca, a través de nosotros, lo que quiere, y así fue el rodaje cada día: buscando, buscando, buscando».
La película, estrenada en el último festival de Cannes, llegará a las salas mañana 29 de septiembre, coincidiendo con la entrega en el Festival de San Sebastián de uno de sus premios Donostia, un merecimiento que el realizador vasco recibirá justo en el cincuentenario de su Concha de Oro por «El espíritu de la colmena».
Solo entiende que Miguel Garay, el director de cine que él interpreta, tiene «tintes» del autor, «reflejos de él que el propio Erice ha reconocido», pero sólo eso: «Es un personaje de ficción», dice, aunque Coronado agrega que Erice «está en cada uno de los personajes de la película«, también en Julio Arenas, o en Gardel.
Los actores cuentan cómo es Erice en el rodaje
Manolo Solo accede, a petición de EFE, a explicar cómo es Erice, una persona distante con la prensa, y poco amigo de las promociones.
«Es un hombre que tiene toda la autoridad, bueno -dice- es la autoridad y todo el equipo hemos intentado satisfacer sus deseos, desde el último ayudante de eléctrico a todos los demás».
«Es un hombre intimidante, con una presencia intimidante, silencioso, hosco, no de mucho compartir sus pensamientos, con lo que nos quedamos todos a expensas de entender lo que quiere, porque no es fácil entenderle, para poder dárselo», comparte el actor algecireño.
Para él, lo óptimo «no es lo que creemos los demás que es lo óptimo, eso tuvimos todos que aparcarlo desde el primer día. Sólo él sabe lo que quiere», añade Coronado, que recuerda a Fernando Fernán Gómez tras rodar con Erice: «yo llego a la marca, lo digo y luego queda muy bien». Y así es, en efecto.
De qué va «Cerrar los ojos»
«Cerrar los ojos» cuenta las historias cruzadas de un director de cine, Miguel Garay (Manolo Solo) y de su gran amigo Julio Arenas (Jose Coronado), protagonista del que hubiera sido su segundo largometraje si no hubiera desaparecido misteriosamente.
Un programa de televisión, especializado en desapariciones, contacta con Garay, interesados en saber qué pasó con Arenas; el director no ha vuelto a rodar y vive casi como un anacoreta al borde del mar en Andalucía. Hace 20 años que nadie, ni Garay, ni su hija Ana, saben nada de Arenas; su cadáver nunca se encontró y solo quedaron pinceladas de lo que pudo ser su presencia a lo largo de un acantilado.
«Garay fantasea con la idea de que su amigo se fue porque quiso, le dio un corte de mangas al mundo y desapareció conscientemente, en parte porque tiene una mente fabuladora, de director, y porque en cierto modo lo envidia, esa capacidad de conseguir partir de cero», señala Solo.
Los tres papeles de Coronado, y la incógnita de Gardel
Coronado interpreta, en realidad, tres personajes diferentes; es Quim, el protagonista de «La mirada del adiós», es Julio, el padre, el amigo, el hombre vital y divertido que hizo cine por ayudar a su amigo y se hizo muy popular, y es Gardel, un personaje por descubrir que Erice quiere proteger a toda costa.
«Lo que me pidió para ese personaje fue un despojamiento radical de todo mi ser, de todo lo que había aprendido como actor e incluso como persona y quedarme en la nada más absoluta que es lo que le da bienestar. La única arma que tiene Gardel es la mirada, la mirada sin ver».
Solo y Coronado están al frente de un cuidado reparto, que recupera a la «niña» Ana Torrent para uno de los papeles más comprometidos de la cinta, o un espectacular Mario Pardo -el montador de la película, el que guarda el testimonio del cine-, uno de los pocos actores que, junto con Torrent, ya sabía lo que es trabajar con el maestro donostiarra.
Y las actrices María León, Soledad Villamil y Petra Martínez, aparte de José María Pou, «protagonista» de la otra película, «La mirada del adiós», que nunca se pudo terminar. Más información sobre el Festival, aquí.
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