Víctor Erice: «En Donostia crecí en todos los sentidos, también como espectador de películas»

Pocos discursos tan apegados a San Sebastián han sonado de boca de un Premio Donostia como el de hoy de Víctor Erice, que ha levantado a todo el auditorio del Teatro Victoria Eugenia al recibir el galardón con unas palabras muy agradecidas y emotivas. «Pensaba en la adolescencia que un mundo sin necesidad de premios sería mejor. Pero como lo que no puede ser, no puede ser, aquí estoy, recibiendo uno. Con todo el agradecimiento del que soy capaz porque ninguno otro lleva como divisa el nombre de la ciudad a la que llegué con tan solo unos meses de vida. En Donostia crecí en todos los sentidos. También como espectador de películas», ha dicho el director, emocionado. 

A Erice lo ha presentado su actriz Ana Torrent, la misma niña que le acompañaba cuando hace 50 años ganó la Concha de Oro por ‘El espíritu de la colmena’. En rueda de prensa Erice ha dicho esta mañana que recuerda que la mitad del Teatro Victoria Eugenia aplaudía mientras la otra mitad pateaba. 

Torrent, que 50 años después ha vuelto a situarse delante de la cámara de Erice en su película ‘Cerrar los ojos’, le ha agradecido al director su lealtad y su mirada. «A Víctor le gusta poco hablar de sus películas porque ya nos da la imagen. Y no nos ha dejado una sola que para él no fuera necesaria».

El Zinemaldia, una ventana al mundo

Además de los agradecimientos a sus padres, que le permitieron ir a Madrid a estudiar cine, a su hermana, a su mujer Cristina y a su hijo Pablo, Erice ha hecho una declaración de amor pública al Zinemaldia que queda ya para la historia del certamen, que ha cumplido 71 años. «He visto nacer y crecer este festival de la mano de un pequeño grupo de comerciantes», ha dicho Erice, recordando que la primera película que disfrutó en el certamen se titulaba ‘Las noches de Cabiria’ y era «de un tal Fellini» que vestido con un esmoquin blanco también seguía la sesión desde un palco. Corría 1957. 

Igualmente ha incidido en que el Zinemaldia fue «una ventana al mundo» y estaba «vigilado de cerca, conviene recordarlo, por la censura de la época». Y era «víctima de sus prohibiciones».

El director ha destacado lo importante que fue la trayectoria del festival para los cinéfilos de la ciudad como Elías Querejeta, como Antonio Mercero, como él mismo y como Iván Zulueta en un tiempo posterior. «Soy uno de los supervivientes de ese grupo que en los 60 se trasladó a Madrid para hacer películas. Además de la amistad nos unía la convicción de que el cine era el arte del siglo. Arte popular, digo yo ahora». 

El de Erice es el segundo Premio Donostia de esta 71ª edición del Festival de San Sebastián tras el entregado desde la distancia a Hayao Miyazaki (‘El viaje de Chihiro’). El que le ha sido otorgado a Javier Bardem no ha podido venir a recogerlo por la huelga de Hollywood y queda pendiente para el año que viene. Más sobre el festival, aquí.