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Tribunales

«Vale, perdona, perdona», imploró la víctima a su agresor antes de su muerte

Tercera jornada del juicio en la Audiencia de Gipuzkoa por el crimen de la plaza Cataluña en marzo de 2020

Audiencia de Gipuzkoa. Foto: DonostiTik

(EFE). «Vale, perdona, perdona», fueron las últimas palabras que el hombre fallecido tras recibir más de 40 cuchilladas el 14 de marzo de 2020 en San Sebastián dirigió a su agresor antes de la «brutal» y «visceral» agresión que acabó con su vida ante los ojos de un testigo que paseaba su perro por el lugar.

Este hombre ha sido descrito como «el mejor testigo que puede tener una investigación» por el agente instructor que dirigió las «muy intensas» y «complejas» pesquisas de este presunto asesinato, quien ha declarado este miércoles en la tercera jornada del juicio con jurado que se está celebrando por estos hechos en la Audiencia de Gipuzkoa.

El crimen tuvo lugar de madrugada en la plaza de Cataluña del barrio donostiarra de Gros, tras un incidente ocurrido en un pub en el que la víctima, de 47 años, estuvo bailando con la novia del presunto asesino, lo que provocó un desencuentro entre ambos varones.

El procesado se habría marchado junto a la chica a su domicilio, donde tras cambiarse de ropa al parecer cogió un cuchillo para regresar seguidamente al bar, localizó al perjudicado que se encontraba ebrio, le pidió que le siguiera y, una vez en la citada plaza, le habría apuñalado en 41 ocasiones, según sostiene la Fiscalía, que también acusa a su novia de guardar silencio sobre lo ocurrido cuando fue interrogada por la Ertzaintza.

Al igual que sucedió ayer, la jornada del juicio celebrada hoy ha estado mediatizada por la conducta retadora y contestataria del acusado, que incluso se ha levantado del banquillo y ha intentado abandonar la sala, mientras aseguraba que no quería estar presente, por lo que ha sido reconvenido por la presidenta del tribunal, que lo ha amenazado con la expulsión en varias ocasiones, entre las lágrimas de la madre del procesado que se encontraba entre el público.

La sesión de este miércoles ha estado centrada en un grupo de agentes de la Ertzaintza que participó en la investigación del asesinato, que incluyó un laborioso y minucioso visionado de las imágenes de las cámaras del pub en el que se iniciaron los hechos, así como de distintos establecimientos próximos a la plaza donde tuvo lugar el crimen y que cotejadas con otros datos como la declaración del citado testigo y la obtención del ADN del procesado condujeron a su detención, así como la identificación de su novia.

En concreto el policía que dirigió la investigación ha destacado la importancia del examen practicado sobre la cazadora que portaba la víctima el día de los hechos, sobre la que el presunto asesino dejó su ADN al agarrarle de esta prenda para sacarlo del pub y conducirlo a la plaza de Cataluña.

Una muestra que cotejada con el perfil genético obtenido de la colilla de un cigarro desechada por el procesado durante el seguimiento policial al que fue sometido permitió su captura días después del crimen, a pesar de que para entonces había cambiado dos veces de domicilio y una vez de teléfono móvil.

Este policía ha detallado además los numerosos obstáculos a los que se enfrentó la investigación y que, en un primer momento, condujeron al arresto de otra persona, que fue localizada ensangrentada no muy lejos del lugar del crimen, pero cuya autoría se descartó poco después de forma «palmaria».

El hecho de que el presunto agresor se cambiara de ropa antes de presuntamente apuñalara a su víctima fue sorteado, según ha descrito este ertzaina, gracias a que en un momento de las grabaciones al procesado se le bajo un poco la capucha con la que se cubría la cara, así como por su forma de bailar en el pub y la manera de caminar «característica» y un poco «zamba» que permitieron determinar que se trataba de la misma persona.

En su larga exposición, este agente ha detallado cómo gracias a un meticuloso trabajo de investigación el círculo sobre el acusado se fue cerrando ya que se determinó que el sospechoso debía vivir muy cerca del lugar del crimen y, tras localizar su portal, se descubrió su ficha policial con lo que pudieron ponerle cara, ya que tenía antecedentes por violencia de género. 

Casualmente, pocos días después el inculpado denunció en comisaría un uso fraudulento de su tarjeta de crédito, cuya numeración sirvió a los agentes para descubrir que, entre otros efectos, había comprado con ella distintas prendas que visitó la noche de los hechos.

En otro momento de las pesquisas, los investigadores interrogaron a los dueños del piso en el que el procesado tenía alquilada una habitación, quienes explicaron que en aquellas fechas habían detectado que les faltaba «el mejor cuchillo» que tenían en la casa y cuya punta «podría» corresponderse con el fragmento hallado en la cabeza de la víctima.

En esta misma sesión del juicio ha testificado un ertzaina que vio el cadáver y que ha explicado que el cuerpo tenía numerosos heridas tanto en la parte de «atrás» como en el abdomen y en las manos, que según otro agente, podrían ser resultado de un intento de defensa de la víctima.

Está previsto que el juicio continúe mañana, si bien el testigo presencial de los hechos no lo hará hasta el próximo día 28.


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