El acero inoxidable gana en popularidad y su uso está cada vez más extendido en Europa. No solo por la evidente versatilidad de este material, sino muy especialmente por su resistencia. Dos características que lo hacen esencial en algunos sectores como el de la construcción.
Cabe recordar que la historia de este material se remonta a hace más de 100 años, cuando fue inventado por ingenieros alemanes. Si bien en sus inicios se popularizó en Gran Bretaña, donde se utilizaba, por ejemplo, en la fabricación de cubiertos, hoy en día los ingenieros del mundo encuentran cada año más aplicaciones para el acero inoxidable.
Construcciones industriales
Cabe destacar que una gran ventaja del uso del acero inoxidable es que los tubos refractarios de este material son resistentes a la corrosión a altas temperaturas. También se trata de un material esencial cuando de la fabricación de barras termorresistentes se trata.
A día de hoy lo cierto es que ambos, tanto los tubos como las barras huecas sin soldadura, se utilizan en todo tipo de construcciones industriales. Sobre todo en las industrias de la energía y el gas por su resistencia a las altas temperaturas.
Instalaciones de agua, de gas…
El acero inoxidable se utiliza en la producción de pasamanos, barandillas o elementos de jardinería (por ejemplo, aparcamientos para bicicletas). Los arquitectos y las empresas dedicadas al diseño de edificios públicos optan por este material animados, también, por su facilidad de desinfección y limpieza.
Respecto a la construcción el acero inoxidable es ideal para las instalaciones de agua y gas. Además es muy frecuente en la industria alimentaria y de la restauración. Ya en las cocinas domésticas encontramos ollas, cubiertos o cuencos de acero. El acero inoxidable también se utiliza para las carcasas de los electrodomésticos.
A día de hoy también tiene su presencia, creciente, en las industrias farmacéutica, química, automovilística e incluso energética.
Incluso en la industria marítima
Y es que sobran los motivos para su uso, si bien la resistencia al calor y su facilidad de limpieza pesan mucho. Pero lo cierto es que el acero inoxidable no requiere un mantenimiento frecuente ni costoso. Su gran resistencia a los entornos agresivos permite utilizarlo incluso en las condiciones más exigentes, por ejemplo, en la industria marítima. A más resistencia, más alta fiabilidad.
Si el comprador opta por hacerse con componentes de acero inoxidable sabe que será una compra para muchos años. Además, el acero inoxidable puede reciclarse, ya que no pierde sus propiedades tras la fusión. Esto es crucial para la idea de la gestión cerrada de residuos que se promueve en Europa.
Y hay más: el acero inoxidable no reacciona con otras sustancias. Por esta misma razón puede utilizarse libremente en contacto con productos alimenticios. Los artículos de acero inoxidable pueden limpiarse con los detergentes más comunes sin temor a que la superficie del acero pierda sus propiedades o cambie su aspecto.
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