Se investigan las causas del incendio desatado esta madrugada en una fábrica abandonada de la zona donostiarra de El Infierno, donde residían varios ‘okupas’, y que ha dejado un fallecido confirmado y dos hospitalizados. La funeraria se ha desplazado al lugar de los hechos para retirar el cadáver.
Horas después de la tragedia, dos de los residentes, Mikel y Miguel, han atendido a los medios para explicar su experiencia, visiblemente conmocionados por lo que acababan de vivir. Uno in situ, otro a distancia.
«No sabemos por dónde se ha producido el incendio, están revisando», ha comenzado Mikel. La instalación eléctrica «no estaba ‘muy así’, pero yo hacía las revisiones», ha asegurado, dando a entender que no cree que proceda de ahí. En cambio, «se ha producido todo a través de un bidón, creemos», donde «se ha hecho más fuego de lo debido». Ha sido una noche más que fresca en Donostia.
Él no se encontraba en el lugar de los hechos cuando se han desatado las llamas: «Estaba haciendo un trabajo. He recibido una llamada» de un compañero, «he cogido un taxi y he vuelto, y me he encontrado con lo que me he encontrado, con el incendio».
Miguel, otro de los ‘okupas’, sí se hallaba allí durmiendo cuando empezaron las llamas. «Me he despertado escuchando un ruido, que normalmente hacen los basureros», pero «hoy habían hecho ruido de más. Me he asomado y he visto cómo la parte de abajo estaba ya en llamas». También ha visto a un compañero, «un chico marroquí, con la mano derecha quemada».
Ha llamado al 112, y mientras venían los bomberos ha visto cómo otro de sus compañeros saltaba desde el balcón y se rompía el tobillo, asegura. «Eran unas llamas enormes, tres o cuatro metros ya tenían».
La pérdida
«Lo más doloroso es el compañero fallecido», ha seguido Mikel. «La casa, en realidad, me da igual. Le mandamos fuerzas a la familia». Miguel también lamenta la pérdida. Decía además hallarse «bien de mi parte», por no haber sufrido ningún daño directo, pero «por parte de mis compañeros mal, porque ellos llevan ya años aquí, siete u ocho, y es su casa al final».
Vivían en el edificio siniestrado «unos cinco o seis» personas, ha detallado Mikel, que ahora deben «buscar una solución para ir a mejor». Desde el Ayuntamiento, asegura, les han comentado la posibilidad de ir a un albergue, pero «yo tengo alojamiento», e intentará llevarse consigo a quien pueda.
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