(Ana Burgueño/EFE). El director de orquesta Unai Urrecho tuvo que elegir de niño «entre música o inglés» y optó por lo primero. También quería ser jugador de la Real Sociedad, pero tras casi 17 años en Corea del Sur, y pese a no tener «nada en contra» de su deporte favorito de la infancia, cada vez que regresa a casa le sorprende observar que «todo es fútbol».
Dice que en Corea el reparto de los tiempos en los medios de comunicación es más equitativo. «Son más justos, cada cosa tiene su tiempo. No hay 40 minutos de fútbol y 30 segundos de algo más. Sé que el fútbol mueve mucho dinero, pero hay otras cosas en el mundo», comenta en una entrevista con EFE.
Este guipuzcoano, nacido en Arrasate en 1977, que antes de coger la batuta ya había desarrollado una larga carrera como trombón, ha acudido a San Sebastián para participar en el programa del 20 aniversario de Musikene, el Conservatorio Superior del País Vasco, cuya Orquesta Sinfónica ha dirigido este fin de semana.
A su mujer, pianista coreana, la conoció en Boston, la primera parada de un joven músico que deseaba preparase en Estados Unidos, a la que siguió un periodo en Sao Paulo antes de instalarse en el país de su esposa, desde donde se desplazó a Polonia para completar sus estudios de dirección con un postgrado artístico y un doctorado en dirección de ópera y orquesta en la Universidad Frédéric Chopin de Varsovia.
Ahora es director titular de la Orquesta Filarmónica Soliall de Corea del Sur y de la Filarmónica de Saigón, en Vietnam, así como profesor de la Universidad coreana de Suwon. Además de reclamar más espacio para la música y para las artes en general, porque son «fundamentales para la humanidad», también hace una reivindicación que tiene parte de autocrítica.
Señala que en este mundo globalizado, «en el que ya se puede asistir a clases por internet», los músicos están muy bien preparados en casi todos los lugares, aunque alerta que el afán de perfección puede ir en detrimento de la capacidad de emocionar.
«Los músicos, y me incluyo, tendemos cada vez más a ser muy perfeccionistas y es posible que pequemos a veces de tocar muy fríamente, con todo muy calculado, lo que hace que quizá la música pierda una parte de emoción, de esa emocionalidad que necesita el público cuando va a escuchar los conciertos», apunta.
A su juicio, la irrupción de las redes sociales y de canales como Youtube ha empujado también a que los músicos quieran «tocar perfecto» porque tienen un público potencial de millones de personas.
«Es importante tocar muy bien, pero también lo es pasárselo bien, sin preocupaciones, pues cuando tu lo pasas bien quien te escucha también lo está pasando bien», recalca este músico que no cree en el público «exigente».
Opina que las personas que van a escuchar clásica «no tienen por qué entender de música», sino «todo lo contrario». «Creo que los que peor escuchamos música clásica somos los músicos porque, al final, siempre estamos a ver cómo toca fulanito, a ver cómo lo hace éste…», asegura.
«La gente que no entiende puede ir a un concierto, sentarse, cerrar los ojos y sentir la música. Eso es maravilloso. Se trata de eso y si la podemos hacer más emocional, el público la va a disfrutar mucho más. El público exigente tiene que ser el que va al auditorio y quiere sentir. Que diga: está música me ha llegado, he sentido y qué contento me voy a casa», afirma.
A Urrecho, que ha sido batuta de orquestas como la Nacional de la Radio de Rumanía y la Sinfónica de San Petersburgo, y las óperas más conocidas de Puccini, Mozart, Verdi, Bizet y Gounod, le resulta «muy gratificante» dirigir a las orquestas vascas.
«Siempre he dicho que está bien que te llamen del extranjero, pero venir a casa y dirigir a las orquestas de aquí en temporada, tener esa oportunidad, es mi sueño, es muy especial«, afirma este director guipuzcoano, que fue miembro fundador de la Joven Orquesta de Euskal Herria y ya ha disfrutado de la experiencia con la Sinfónica de Bilbao y la Euskadiko Orkestra.
Tiene como referentes a sus profesores, cita a Semyon Byschkov entre los directores de orquesta que le interesan, pero también reivindica a los músicos vascos.
«Juanjo Mena está haciendo una carrera impresionante como director y debería salir en los medios como salen los futbolistas. Y tenemos un violonchelista fantástico como Asier Polo, que la última vez que lo escuché tocar en Madrid me llegó al alma», destaca Urrecho, que ha sido asimismo trombón solista de la Daejeon Philharmonic Orchestra de Corea del Sur y de la Orquesta Sinfónica de Sao Paulo.
Si tuviese una oferta de alguna orquesta española diría que sí. «Y mi mujer también, super contenta. Los músicos estamos acostumbrados a vivir en todas partes y siempre que sea un proyecto interesante y un sitio bonito ¿por qué no? Claro que sí», enfatiza Urrecho, que considera que «todas orquestas españolas están haciendo una evolución muy interesante», que «cada vez suenan mucho mejor y están mucho más preparadas técnicamente».
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