‘Un surfista en busca del paraíso’ es la versión en castellano de ‘Surflaria eta paradisua’ (con algunos retoques), la primera incursión literaria del surfista de Orio Iñigo Urdinaga. Las buenas críticas le vuelven a acompañar, tal y como él mismo reconoce, que se lanzó a escribir porque «veía cosas en el actual mundo del surfing que muchos critican en privado pero que apenas se mencionan en público». Urdinaga habla con DonostiTik sobre la comunidad surfera, las competiciones, la ola artificial…
“En pocos años los surfistas pasamos de ser pijos, vagos y pasotas, a ser vistos como sanos deportistas”. Eso dice su libro ‘Un surfista en busca del paraíso’. ¿Es así?
Sí, sí. La percepción social del surf ha cambiado radicalmente en las tres últimas décadas. Creo que es algo que puede corroborar cualquier persona mayor de 40 años, aunque no sea surfera. Hasta finales de los 80 el surf era percibido aquí como un pasatiempo de ‘perucos’, hijos de papá o hippies porretas. Y ahora es visto como un deporte aspiracional, sano y de gente guapa.
¿Cómo se organiza uno la vida para lograr pasar tres meses al año surfeando fuera de casa?
Si quieres estar en el agua cuando hay olas buenas, no puedes tener demasiados compromisos terrenales. Hay un momento en que te preguntas: ¿cuánto tiempo y esfuerzos quiero dedicarle al dinero y cuánto al surf? Yo, como muchos otros surfers, he capado mi ambición profesional y material para poder disfrutar más de las olas. Trabajo por mi cuenta, no tengo casa, intento que mis clientes entiendan que para mí irme al hemisferio sur todos los veranos es muy importante…
¿Qué valoración hace de la situación del surf en Euskadi y en particular en Orio?
En Orio la construcción del ‘Putomuro’ y la cementada masiva de la boca de la ría y la zona de la playa supusieron no solo la destrucción de nuestra querida ola, sino la urbanización y la desnaturalización de la playa y todo su entorno. Ese desarrollismo, esa misma sed insaciable de dinero, está hora comercializando y masificando el surf de manera desmedida.
¿Se puede frenar esa masificación?, en la Zurriola hay bastantes problemas al respecto.
La masificación ya es el mayor problema que tenemos en todas las playas, porque tener que competir en el agua para coger olas devalúa sustancialmente la experiencia de surfear. Algunos dicen que el crecimiento era inevitable porque el surf es maravilloso, pero es evidente que el surf se ha promocionado sin ningún límite, mirando cada negocio solo sus beneficios económicos particulares y sin querer ver que las playas y las olas son un recurso natural limitado. Hay que cambiar de chip. La masificación nos está pidiendo responsabilidad, y ya es hora de proponer públicamente medidas para reducir, disminuir o, al menos, atenuar la promoción y masificación desmedidas del surf.
¿Usted ha estado tentado por las competiciones o ha ido siempre ‘por libre’?, ¿las sigue como aficionado o no le interesan?
El número de surfistas que eligen competir siempre ha sido ínfimo. Según Warshaw son menos del 2% de todos los surfistas en cualquier momento de los últimos 50 años. Las audiencias de los campeonatos son muy bajas (tanto presencialmente como on line), y lo más importante del surf sucede siempre muy lejos del ámbito competitivo. ¡Es que la competición en el surf es algo impostado! En el fútbol tienes que meterle gol a alguien, pero en el surf… eres tú y la ola.
¿Existe el colectivo surfero o es un invento?
La comunidad surfera ha crecido tanto que ya hay hasta tribus diferenciadas… Compartimos algunos valores comunes (el cuidado del mar, etc), pero también tenemos opiniones muy diferentes sobre las escuelas de surf, las olas artificiales, el postureo, etc.
¿Cuál es su playa favoritar de Gipuzkoa para surfear?, ¿y de Euskadi?
Mundaka es la reina indiscutible en nuestra costa. En Gipuzkoa creo que es más cuestión de estar aquí o allá en el día y el momento oportunos.
Las instituciones hablaron de poner una ola artificial en Donostia. ¿Qué opina?
Surfrider Foundation se ha posicionado en contra de las olas artificiales por su coste energético, gran consumo de agua e impacto medioambiental. Y yo estoy de acuerdo con ellos. Egoístamente todos queremos probar una ola, iríamos a gusto cuatro veces al año, pero es que además va aumentar la masificación. Con los surfistas que irían no tendrían suficientes ingresos, acabarían trayendo a chavales de las escuelas, promocionando aún más el surf y acrecentando la masificación en las playas.
¿Cuál sería el papel ideal de las instituciones respecto al surf?
Las olas son un recurso natural limitado, y ya es hora de que empecemos a tomar medidas de desarrollo sostenible también en el surf: limitar escuelas, no exponer tanto las olas, no promocionar tanto el turismo, limitar los campeonatos…
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