(EFE). Una joven que acusó a su padre de agredirla sexualmente y a su madre de golpearla cuando ella tenía 16 años ha asegurado, este miércoles durante el juicio por estos hechos celebrado en la Sección Primera de la Audiencia de Gipuzkoa, que mintió porque quería irse de casa y «era una forma de poder salir de ahí».
La joven, de origen nigeriano y que en la actualidad ya es mayor de edad, ha hecho esta revelación tras aceptar voluntariamente que la vista tuviera lugar de forma pública y con presencia de periodistas en la sala y no a puerta cerrada como había solicitado la Fiscalía.
La chica se ha mostrado arrepentida de sus actos y ha desvelado que tuvo una «infancia difícil» en su país de origen.
La fiscal mantiene la acusación
A pesar del cambio de testimonio de la víctima, que ha declarado en inglés asistida por una traductora de este idioma al igual que sus padres, la fiscal ha mantenido su acusación contra los progenitores: doce años de prisión para el padre y un año de cárcel para la madre por un delito de maltrato no habitual.
Según la versión del Ministerio Público los hechos sucedieron sobre las 20.00 horas del 8 de mayo de 2023, cuando los acusados mantuvieron una fuerte discusión con su hija en la habitación de la menor, durante la que su progenitora presuntamente le propinó dos golpes con un rodillo de cocina en una pierna, sin que la adolescente sufriera lesiones ni llegara a acudir al médico.
Una vez finalizada la discusión, la madre se marchó del dormitorio y el padre condujo a la menor al salón de la vivienda donde, «con ánimo de satisfacer sus deseos libidinosos», presuntamente le habría introducido un dedo en la vagina, según el Ministerio Público.
Por el contrario, en el juicio celebrado hoy la joven ha asegurado que todo lo que refirió en su momento no era cierto y ha explicado que lo hizo porque quería irse de casa, ya que estaba «muy enfadada» después de que sus padres le reprocharan que aquel día no hubiera acudido al instituto de la localidad en la que residían para irse a San Sebastián con unos amigos.
Ha aclarado que entonces decidió contar a una amiga de clase que su padre había intentado abusar de ella, a pesar de que era mentira. Una revelación que luego dio lugar a la activación del protocolo escolar establecido para este tipo de situaciones.
Los padres, que tienen una orden de alejamiento respecto a su hija, han seguido su testimonio por videoconferencia interna desde una dependencia anexa a la sala de vistas, a la que luego se han desplazado para testificar, entre sollozos en el caso de la madre.
Los padres lo niegan
Ambos han negado en sus relatos haber cometido los hechos que se les imputan y, mientras el padre ha rechazado haber agredido sexualmente a su hija, la madre ha negado haberla golpeado tras descubrir que aquel día no había acudido a clase.
En otro momento del juicio han comparecido la directora y la jefa de estudios del instituto en el que estudiaba la víctima desde hacía más o menos un año, quienes han dicho que conocieron lo sucedido porque una de las estudiantes había revelado a su tutora que la víctima le había contado que había sido agredida sexualmente por su padre.
En este contexto, decidieron hablar con la madre, quien no dio crédito a lo relatado por su hija ya que era una mentirosa y no se mostró dispuesta a denunciar, por lo que finalmente fueron las representantes del centro las que lo hicieron siguiendo el protocolo establecido.
Precisamente, a declaración de estas profesionales, junto a los testimonios prestados en la fase de instrucción por los progenitores en los que ambos habrían reconocido que la madre golpeó a la chica, han llevado entre otros argumentos a la Fiscalía a mantener su acusación contra ambos procesados.
Por el contrario, la abogada de la defensa ha solicitado su libre absolución al entender que, tras la revelación de la víctima y las manifestaciones de la madre en las que ya advertía de que su hija solía mentir, hace que la acusación del Ministerio Público no se sostenga.
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