«Visitando esta exposición el público va a ser consciente de cómo la salud, la enfermedad y los remedios medicinales han progresado a lo largo de los últimos siglos». Con estas palabras Cecilio Venegas, farmacéutico y académico, dio por inaugurada este pasado lunes la exposición «La botica en la expedición de Magallanes y Elcano»
La exposición permanecerá abierta al público en Donostia hasta el viernes, 15 de marzo, tras su paso por ciudades como Badajoz, Sevilla, Cáceres, Murcia, Ceuta, Coimbra, Oporto y Panamá. Se encuentra en la sede del Colegio Farmacéuticos de Gipuzkoa (COFG, c/San Martín, nº3. Donostia), de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 19:00 horas.
Alberga, entre otros materiales: mapas facsímiles, una reproducción de la Nao Victoria, réplicas de albarelos, cajas de preparación de medicamentos, astrolabio, vasijas, especias, etc. Se trata de piezas escogidas para tener una idea fehaciente de cómo era la navegación de la época y de qué medicamentos, útiles y especias se utilizaban, «que era realmente por lo qué se movió la expedición, ya que las especias eran tan valiosas como el oro y gustaban por dar un gusto exótico a la comida y bebida».
La exposición recoge asimismo el inventario con los 60 remedios de botica que portaban en la expedición para hacer frente a las enfermedades que surgieran en el itinerario, todos ellos remedios minerales, animales y vegetales. Es precisamente este inventario, que en forma de legajo de tres páginas se conservaba en el Archivo de Indias, el que dio origen tras la investigación realizada por los académicos y farmacéuticos Cecilio Venegas y Antonio Ramos, a un libro y, posteriormente, a esta exposición y a un documental que se proyecta en la misma,
«En el legajo se recoge que la botica de la expedición costaba 5.000 maravedíes, cifra nada significativa si la comparamos con el valor del pan, el vino (50 veces más) o los objetos religiosos que portaban. Esto es reflejo de que concedían más importancia a los elementos religiosos que a la propia medicación. Y ello a pesar de que en aquella época enfermaban por epidemias, sífilis, ahogos, escorbuto, etc..», explica Cecilio Venegas.
El académico recuerda que hasta el siglo XIX no se conocía prácticamente el origen de las enfermedades, ni qué podía curar o sanar. «Por ello, lo que se hacía era equilibrar los humores (basándose en la teoría de que estamos conformados por cuatro líquidos o humores: la sangre, la flema, la bilis amarilla y la bilis negra); o bien tratar de arrojar lo malo del cuerpo mediante laxantes, vomitivos o extrayendo sangre del organismo».
Remedios a bordo
Entre los remedios que portaban figuran: un ungüento confortativo para aliviar dolores de huesos o incluso fracturas que es lo que se utilizaba, por ejemplo, cuando alguien se caía; el ungüento apostolorum, conformado por 12 remedios como 12 apóstoles y que se utilizaba para la inflamación de los ganglios en la tuberculosis; o unos polvos conocidos ‘perlas machacadas’, que se utilizaban para fortalecer corazón, cabeza y estómago
«El medicamento estrella considerado como antídoto universal era la triaca. Si bien databa del siglo III A.C. era algo efectiva porque llevaba opio en su composición», explica Venegas. Como «personal sanitario», en la expedición viajaban un cirujano y tres barberos, pero no boticario. La botica fue preparada por el farmacéutico sevillano Juan Bernal.
Cecilio Venegas subrayó que «viendo el contexto de la expedición comprendes que se aventuraron con muy escasos medios para realizar una epopeya de 70.000 km rumbo a lo desconocido sin mapas, sin planos… Todo esto hace que sea una hazaña única que está a la altura de cuando el hombre llegó a la luna».
La exposición recoge asimismo un apartado dedicado a la figura de Elcano con material cedido por el historiador Daniel Zulaika como, entre otras piezas: una ilustración de cómo era Getaria hace 500 años; imágenes de la salida de las Moluccas o la reproducción del cuadro de Zuloaga de su llegada a Sevilla, junto a los 17 hombres que sobrevivieron a la proeza.
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