A su mujer Florencia, sus hijos, sus sobrinos, sus hermanas, amigos… y también a su madre, que en un primer momento se olvidó de ella pero recuperó el micrófono para enmendar el olvido. Ricardo Darín, que ha dedicado el Premio Donostia a los amores de su vida, ha levantado de las sillas a todos los que hoy le han acompañado en la entrega del galardón, que ha resultado emocionante.
El argentino ha rememorado que fue él quien entregó el Premio Donostia a Dustin Hoffman y que se planteó en ese momento cómo podía contenerse el actor ante tanta calidez. «No es posible contenerse», ha explicado a continuación, para añadir que Hoffman no jugaba en casa como él. «Yo aquí me siento en mi casa. Nos han recibido siempre con tanta calidez que mi mujer y yo seguimos viniendo fuera del festival, hemos hecho amigos… y recibir este gran honor es algo que no esperaba».
Darín, conmovido por los aplausos que han acompañado sus palabras, ha querido extender el premio no sólo a Argentina, su país, sino a toda Sudamérica «que se lo merece», y es que hoy mismo ha sabido que el Premio Donostia no había sido entregado antes a ningún actor latinoamericano. Además ha querido hacer una mención especial a todas las personas que le han acompañado cinematográficamente a lo largo de su carrera. «Nada hubiera sido posible sin mis colegas, compañeros, guionistas, productores, equipos técnicos, actrices, actores… Yo quiero extender este abrazo a mis compañeros».
Ya en la despedida no ha escatimado elogios el actor para una ciudad que siempre le ha tratado bien. «No sólo se come como en ningún lado, además está plagada de gente maravillosa», ha afirmado antes de dar paso a la proyección de ‘La cordillera’ en presencia de las actrices y del director del film.
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