Una persona residente en el centro Mizpirualde de Bergara, que había dado positivo en Covid-19 la semana pasada y que permanecía hospitalizada, ha fallecido en las últimas horas. Cabe recordar que otros tres residentes fallecieron el fin de semana en Gipuzkoa. Por otra parte las pruebas PCR no han detectado nuevos casos positivos en la red.
Actualmente son cuatro las residencias de mayores que cuentan con casos activos de Covid-19 entre los usuarios: Hermano Gárate-San Ignacio de Donostia (1), Santa María Magdalena de Hernani (33), Sagrado Corazón de Errenteria (16) y Alai-Etxe de Donostia (11).
Por tanto en la red residencial de Gipuzkoa, la cual está compuesta por 65 centros y 5.425 plazas, hay 61 casos positivos a día de hoy. De estos usuarios son 10 los que requieren de atención hospitalaria y se encuentran ingresados, y otros 39 están siendo atendidos en la planta social del Hospital de Eibar, en el centro de referencia para la atención de casos Covid-19 derivadas de las residencias de Gipuzkoa.
Desde que se dieron los primeros positivos de esta segunda oleada el pasado 11 de agosto, seis personas mayores han superado la enfermedad y 18 han fallecido.
Planes para San José de Ordizia
P0r otro lado la diputada foral de Políticas Sociales, Maite Peña, ha informado de que debido al avance del virus, y la necesidad de dejar los centros residenciales con casos positivos libres de Covid-19, a las 56 plazas que alberga el centro de Eibar se le sumarán otras 65 en la residencia San José de Ordizia, de titularidad pública e integrada en el organismo foral Kabia. Por lo tanto el centro San José se destinará, de manera temporal, a la atención de casos Covid-19 en personas asintomáticas, de poca carga viral, y que no requieran de una atención sociosanitaria.
El centro fue clausurado a comienzos de junio con el fin de realizar trabajos de remodelación para “adecuar sus instalaciones a las nuevas necesidades”, ha puntualizado Peña.
La reforma acometida en el centro de Ordizia contempla la instalación de un nuevo ascensor, la adecuación de los vestuarios, un incremento en el número de habitaciones individuales, así como la instalación de un sistema de oxígeno, con una inversión aproximada de 400.000 euros. “De esa manera hemos adaptado y preparado el espacio para hacer frente a la COVID-19, y para que así el centro cumpla todas las medidas previstas en su plan de contingencia”, ha puntualizado Maite Peña.
Críticas de ELA
El sindicato ELA asegura que ha tenido conocimiento de que la dirección de la residencia pasará de Kabia a Eulen, «es decir, de manos públicas a privadas«. Y respecto a la recepción de enfermos de Covid-19, el sindicato ELA solicita tanto a la empresa subcontratada como a Kabia la nueva evaluación de riesgos laborales y el plan de Contingencia, «ya que no han negociado nada con los representantes como exige la ley».
«Desde una perspectiva local, convertir la sede de Ordizia en una residencia «medicalizada», supone dejar sin este servicio a sus abuelos, tanto los que estaban antes en la residencia como los próximos abuelos que quisieran vivir en ella. ¿Qué va a pasar con los abuelos de Ordizi que necesitan este servicio?»
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