La renovación del Koldo Mitxelena supondrá ampliar en un 50% las instalaciones destinadas a la biblioteca. “Estamos construyendo el futuro de Gipuzkoa no sólo desde el punto de vista económico, sino también en el campo de la cultura, de las letras y del euskara”, ha afirmado esta mañana el diputado general Markel Olano incidiendo en que por ello la ampliación del KM está incluida en el programa Etorkizuna Eraikiz de la Diputación. La superficie del centro pasará de 3.500 a 5.000 metros.
Actualmente la biblioteca del KM dispone de unos 250 m2 de superficie dedicado a depósitos de fondo documental. Todavía es difícil fijar cual será el máximo fondo que albergará el KM con la restructuración, pero la colección documental podría ser, entre libre acceso para los usuarios y en depósitos cerrados, superior a los 220.000 ejemplares.
Markel Olano, el diputado de Cultura Denis Itxaso y la directora de Cultura María José Tellería han resumido las líneas de actuación respecto a la reforma del centro cultural y han narrado en qué punto se encuentra.
Son 19 los estudios de arquitectura que optan a reformar el Koldo Mitxelena pero sólo cinco desarrollarán el anteproyecto, tal y como definirá un jurado en unos días. Tendrán un plazo de diez semanas para hacerlo a partir del programa que les presentará la Diputación y después, en septiembre, un jurado elegirá el proyecto ganador.
Durante el verano se expondrán los cinco proyectos para que el público pueda dar su opinión, presentar sus propuestas y conocer el desarrollo del proyecto. Mientras esto ocurre Diputación trabaja con un grupo de expertos en bibliotecas y ha iniciado un proceso de encuestas a los ciudadanos. Todo este proceso terminará en verano y ofrecerá una fotografía bastante precisa de las necesidades y demandas en el ámbito de la cultura en el territorio.
Centro ‘abierto’ accesible y con ruido
Se buscarán soluciones arquitectónicas que faciliten la integración entre los diferentes espacios y se favorecerá la eliminación de paredes. También se plantea la necesidad de crear nuevos espacios dedicados al público infantil así como nuevas necesidades en torno a un público más joven.
Se estima que la ubicación de servicios debería tener una gradación en cuanto al volumen de ruidos. Se asume así que un centro cultural tan variado ha de tener diferentes ambientes y también diferentes ambientes sonoros. A medida que se asciende por el edificio el nivel de “ruido” irá disminuyendo dejando en la última planta el espacio más tranquilo. Así, una gradación de sonidos, de decibelios, debería ir desde la “sonoridad” de la planta baja al “silencio” de la última planta dejando en la última planta el espacio más tranquilo, el reservado a la investigación. Para ello se tendrán en cuenta, además, los materiales y diseños arquitectónicos que faciliten la convivencia de múltiples usuarios simultáneos.
El proyecto tiene como objetivo hacer un centro más accesible: sin barreras arquitectónicas, con un horario más amplio, que esté dirigido también a un público infantil y juvenil y con programas y servicios que lleguen a cada persona y al conjunto del territorio.
En la planta de acceso se plantean los servicios que requieren por su uso localizarse lo más cercano a la entrada. Desde este punto debe de accederse a la planta -1 donde se encuentra la sala de exposiciones. También debe de accederse con facilidad a la Ganbara, que es un espacio polivalente. El exterior del edificio será accesible y con una buena señalítica, con un buzón de retorno 24 horas y con una pantalla informativa de los servicios y actividades del centro.
Otro de los retos es dónde se deben situar estanterías, ya sean de libre acceso o en compactos, para disponer de mayor capacidad de albergar fondo documental.
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