(EFE). Un hombre se enfrenta a una petición de condena de once años de prisión por parte de la Fiscalía de Gipuzkoa, que le acusa de agredirla sexualmente en tres ocasiones, cuando la pequeña tenía 13 años, en un piso de San Sebastián.
El ministerio Público considera que estos hechos, que serán juzgados la próxima semana en la Audiencia de Gipuzkoa, son constitutivos de un delito continuado de abusos sexuales sobre una menor de 16 años por el que, además de la citada pena de prisión, solicita que compense a la niña con 10.000 euros.
Asimismo, pide que, una vez cumplida la pena de prisión, el inculpado permanezca siete años en libertad vigilada y que no pueda acercarse a la menor ni comunicarse con ella durante el mismo tiempo.
Por su parte, la acusación particular que ejerce la familia de la niña, solicita las mimas penas que la Fiscalía, aunque eleva hasta los 15.000 euros la indemnización que pide para la pequeña.
Según el escrito de acusación provisional de la Fiscalía, al que ha tenido acceso EFE, los hechos sucedieron entre los meses de junio y septiembre de 2020, período en el que el inculpado convivió con la víctima y varios adultos en una vivienda de la capital guipuzcoana.
El texto precisa que a lo largo de período el procesado presuntamente «realizó» actos de naturaleza sexual «no consentidos» con su sobrina, «prevaliéndose de su poca edad» y de «su relación de parentesco».
El primero de ellos habría sucedido en junio de 2020, cuando el procesado habría entrado en la habitación de la niña, «mientras en el domicilio no se encontraban otros adultos», para tumbarse en la cama junto a ella y presuntamente abusó sexualmente de la menor.
El inculpado habría repetido unos hechos similares al mes siguiente en «idénticas circunstancias» al anterior episodio, movido por «el propósito de satisfacer sus instintos sexuales» y valiéndose de que en esta ocasión la niña estaba dormida.
Finalmente, sobre las 9.30 horas del 5 de septiembre de 2020, habría aprovechado que en el domicilio se encontraba únicamente su novia, para volver a acceder al cuarto de la pequeña, que estaba dormida, y presuntamente comenzar a practicarle distintos tocamientos, al tiempo que se masturbaba hasta que, «de forma inesperada», el padre de la pequeña irrumpió en la habitación y el procesado cesó «en sus actos».
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