Los afines al Kijera Gaztetxea de la Parte Vieja donostiarra se están turnando para que siempre haya alguien allí, en previsión del desalojo forzoso que ha adelantado el Ayuntamiento, sin fecha pero parece que cercano. La concejala de EH Bildu, Naiara Sampedro, ha anunciado que el lunes presentará una interpelación sobre este tema, dirigida al alcalde Eneko Goia. Y, en este contexto, un grupo definido como los “dinamizadores y usuarios del Haurgune” de dicho local ha emitido una nota para destacar su importancia barrial, ya que no hay nada similar para el uso de los niños en esa parte de la ciudad.
El colectivo critica al Consistorio por obligarles a parar la actividad, y reclaman que se suspenda el desalojo. “El Ayuntamiento ha dictado una resolución de desalojo del Gaztetxe Kijera por medio de un procedimiento de urgencia, al parecer, porque en el Haurgune se hacen actividades con la participación de menores, y por el supuesto riesgo que esto puede suponer para ellas/os”. Les han “prohibido expresamente continuar realizando estas actividades. Nos obliga, por tanto,a volver a la desprotección de la calle en jornadas de lluvia y frío”, se quejan.
Y, a pesar de que no comparten la versión y resolución oficial, “los miembros del Haurgune hemos decidido cesar provisionalmente las actividades del mismo”. Entienden que así debería suspenderse la urgencia del procedimiento.
Se quejan de que el Consistorio proceda así sin siquiera pasarse a conocer el Haurgune, ni dialogar con ellos o con los responsables del gaztetxe. Y “nos gustaría ver en el Ayuntamiento el mismo celo y urgencia para acabar con peligros reales” que viven los pequeños. Citan terrazas que no dejan circular a las ambulancias, repartidores a gran velocidad en las horas en que los menores se desplazan a la escuela, o cristales en los suelos.
“No obstante”, hasta que se levante la prohibición de hacer actividades con los pequeños, “nos sentimos obligados a realizarlas delante de la Casa Consistorial”, advierten. Y piden tanto “el cierre del expediente de recuperación del inmueble por parte del Ayuntamiento”, como “la cesión del inmueble al Gaztetxe para poder seguir con las actividades culturales” y construir “un barrio más habitable”, ya que ven que el actual está descuidado por las autoridades en ese sentido, volcado al turismo. También reclaman una reunión específica sobre el Haurgune.
Así es el Haurgune
Tras mes y medio de tareas de habilitación, relatan, el Haurgune fue inaugurado el 27 de noviembre en el seno del gaztetxe. Y, según los dinamizadores, “un día lluvioso pueden venir alrededor de 50 niñas/os y sus correspondientes responsables”. A la vez, están implicados “más de 40 madres y padres, organizados en turnos para encargarnos de la apertura, correcto funcionamiento y cierre” de la instalación, “así como de la limpieza y otras necesidades”.
El espacio no fue tan difícil acondicionar para niños, porque resultó “de gran ayuda” que el hoy ocupado edificio Kaialde de la Calle Campanario “fuera, hasta su cierre, la Ikastola Orixe”. Se divide en dos sectores: el Haurtxoko (60 metros cuadrados), para actividades manuales, con juegos, con cocinas… y la Sala de Movimiento (128 metros cuadrados), para la actividad física, ideal para días lluviosos.
Además, se realizan desde allí salidas a Urgull, talleres, cuentacuentos… con el euskera como lengua vehicular, y tratando de fomentar valores como la educación ambiental, los procesos artísticos y creativos, la psicomotricidad, la igualdad de género, el trabajo cooperativo o la autogestión, enumeran entre otros. “Cabe mencionar que todas estas actividades se realizan de manera voluntaria y sin ningún propósito lucrativo”.
Con su proceder, los jóvenes del Kijera “han conseguido que se haya ido acercando gente muy variada, que al principio podía mostrarse reticente al tratarse de un espacio ocupado”. Gracias a esto, destacan que allí no importa la ideología de cada cual, y “lo transgeneracional es realidad: niñas/os, jóvenes, madres y padres, y amonas y aitonas, nos relacionamos y aprendemos los unos de los otros”.
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