La Ertzaintza ha dado por finalizado el operativo denominado “Ícaro” que a lo largo de este año 2022 ha detenido a dos personas, ha investigado a otras seis personas y ha localizado a unas 40 víctimas. La investigación se inició en la Ertzain-etxea de Hernani, pero, a la vista de la dimensión que fue adquiriendo el caso, fue asumido por el Servicio de Investigación Criminal Territorial de Gipuzkoa (SICTG), que, en colaboración con diferentes unidades de la Ertzaintza, ha destapado una trama de “grooming” y de tenencia de imágenes de menores a nivel estatal.
La investigación policial comenzó a finales del año 2021 cuando la Ertzaintza recogió una denuncia por amenazas y abusos a un menor, hechos realizados a través de Internet. Esta acción de acoso y abuso online recibe el nombre de “grooming”. En una primera fase, en los meses de febrero y marzo de 2022, los ertzainas encargados del caso detuvieron a dos implicados, uno en Bizkaia y otro en Navarra, que ingresaron en prisión tras ser puestos a disposición judicial.
El modus operandi consistía en hacerse pasar por un menor o una menor, de 14 años como “cebo” para poder engañar a las víctimas, con las que contactaba en un inicio a través de redes sociales.
El autor obtenía fotografías y vídeos explícitos del menor, al cual posteriormente extorsionó con la amenaza de publicar en las redes dichas imágenes. A cambio le exigía al menor continuar con el envío de más fotografías y vídeos pornográficos. El operativo “Icaro” permitió obtener evidencias que constataron que el primer denunciante no era la única víctima del presunto pederasta, el cual no dudaba en emplear amenazas y chantajes para conseguir su objetivo.
Otra manera empleada por uno de los detenidos para conseguir su propósito fue hacerse pasar por fotógrafo profesional para contactar con menores, habitualmente también por redes sociales o a través de anuncios en páginas web, intercambiando los número de teléfono para que los menores enviaran fotografías y vídeos de desnudos, haciendo pensar a las víctimas que esas imágenes eran una primera prueba como modelos y una vez superada podrían hacer otras sesiones de fotografía bajo promesa, en algunos casos, de conseguir una cantidad de dinero a cambio.
Otras 6 personas investigadas y más de 40 víctimas
En los domicilios de los dos detenidos se obtuvieron evidencias en dispositivos electrónicos de almacenamiento digital y una cuenta en la nube que ambos detenidos compartían y que estaba ocupado por 137.221 archivos, clasificados en 1177 carpetas, con un tamaño total de 1,45 Tb, lo cual significaba más de 12.000 fotografías y videos de contenido pornográfico infantil, abarcando un espectro de edad comprendido entre los 8 y los 15 años, según el nombre asignado por los autores a algunas de las subcarpetas en las que “clasificaban” las imágenes.
La continuación de las investigaciones del operativo “Icaro” de la Ertzaintza ha posibilitado este año 2022 investigar a otras seis personas por tenencia de pornografía infantil, una en Euskadi y cinco en el resto del Estado. Así mismo, han podido ser identificadas 8 víctimas residentes en Euskadi y otras 33 residentes en otras comunidades autónomas, así como varias víctimas localizadas en otros países de habla española. La Ertzaintza ha puesto todo el material y diligencias disponibles a disposición judicial.
El peligro del “grooming”
El “grooming” se produce cuando un adulto engaña a un menor a través de Internet para ganarse su confianza con intención de obtener foto o vídeos de situaciones sexuales o pornográficas e incluso llega a chantajearle con ellas. En ocasiones es un paso previo al abuso sexual. Por su parte el término “sexting” alude a la acción de enviar o recibir imágenes, fotografías o vídeos de contenido sexual a través del móvil, las redes sociales o cualquier otro medio electrónico. En ocasiones deriva en lo que se conoce como “sextorsión”.
Cuando el pederasta ya tiene fotos y vídeos de la víctima en actitudes comprometidas, a partir de ahí, si el menor engañado se niega a continuar con el envío de imágenes el autor del delito le amenazará con la publicación en redes sociales de los archivos que ya tiene en su poder, lo cual acabará enmarañando la situación de manera irremediable.
Son delitos en los que la particularidad de la edad de la víctima la hace especialmente vulnerable, incrementando la gravedad de los hechos porque resulta una incesante victimización para el menor y su familia, con consecuencias para el menor tanto psicológicas, como de impacto social y familiar por las amenazas de exposición pública en la red de imágenes comprometidas.
Recomendaciones
Denunciar inmediatamente cualquier situación de acoso o de abuso. Hay que pararla. Estas conductas no terminan hasta que se detiene al delincuente. Ignorarlo no conduce nunca a nada.
Si alguien que creemos un amigo empieza a cambiar su comportamiento en la red, posiblemente le hayan sustraído la cuenta. Comprobarlo.
Evitar guardar o intercambiar fotografías comprometidas, incluso con parejas o amistades más íntimas. Hay que ser conscientes de las imágenes que enviamos cuando hacemos un “click” en el teléfono u ordenador.
Nunca hay que ceder ante el chantaje, sea del tipo que sea. Enviar una foto puede ser el origen de una espiral que no se acaba nunca.
No facilitar nunca contraseñas a nadie por muy amigo que creamos que es. La contraseña es propia, individual e intransferible. Asimismo, no hay que introducir las contraseñas en páginas web que no tengan nada que ver con el servicio original.
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