Hoy hace un año los chavales gipuzkoanos salieron del colegio y ya no retornarían hasta el curso que viene (igual que había ocurrido dos días antes en Vitoria), pero entonces, jueves 12 de marzo de 2020 que ha quedado grabado en la memoria colectiva, se hablaba de que serían quince días sin clase. La entonces consejera de Salud del País Vasco, Nekane Murga, dio el anuncio correspondiente: «El cierre temporal de los colegios y universidades del País Vasco, así como de centros de FP y haurreskolas, se hará efectivo desde mañana viernes. Son 400.000 estudiantes afectados«. Y fue el prolegómeno de todo lo que ha traído (por ahora) el coronavirus, resumido en un Estado de Alarmra con un confinamiento duro que comenzó tres días después.
“Son medidas excepcionales en una situación excepcional para frenar la transmisión de esta enfermedad”, decía Murga mientras los chavales y los jóvenes volvían a sus casas. “Soy consciente de la repercusión social y de la incertidumbre que esto genera a las familias. Pero es una medida decisiva”.
No solo fueron los colegios. Sin necesidad de precintos, que llegarían después, hoy hace un año los parques infantiles ya se quedaron vacíos.
Las cifras de coronavirus que dio Murga ese día eran muy reducidas en comparación con lo que Euskadi ha vivido después: 85 positivos de coronavirus en la CAV, y en Gipuzkoa había en ese momento 16 infectados y 6 hospitalizados.
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