«Estoy convencida de que todos tenemos un escritor latente. El ser humano es contador por naturaleza». Así lo cree la filóloga Ane Mayoz y ésa es la máxima que está detrás de serescritor.com, un blog ‘construido’ por tres donostiarras que ha cumplido ya diez años. Manu de Ordoñana es ingeniero de profesión, ahora jubilado, y escritor. Ana Merino y Ane Mayoz son filólogas y pioneras en Donostia en el mundo de los talleres literarios. El primer taller lo dieron en el año 94 en la cárcel de Martutene. A partir de ahí… no han parado.
‘Cinco secretos para escribir una novela’, ‘Literatura erótica’,’ Cinco contras de ser escritor en tiempos modernos’… y tantos artículos más hasta una media de tres o cuatro al mes durante diez años. Sin descanso y sin desgaste en un trabajo muy completo que surgió para dar a conocer la novela de Manu de Ordoñana, ‘Árbol de sinople’. «La intención era atraer a los amantes de la literatura con artículos relacionados con el oficio de escribir para que, al visitar la página, tuvieran acceso al anuncio de la novela en la parte superior y pudieran comprarla por Internet», contaron las chicas a DonostiTik. «Pretendía ser también un lugar de reflexión para escritores principiantes».
No se pusieron plazos, pero lo cierto es que ha pasado una década y han publicado 411 artículos. Motivos tienen para celebrar hoy el Día del Libro. Se reúnen cada tres meses para concretar los temas que van a tratar y están atentos a la actualidad: «Si se celebra algo especial (por ejemplo el 8M) metemos algún artículo relacionado».
Manu de Ordoñana (que es un lector impenitente y tiene una biblioteca con más de 5.000 volúmenes) vive a día de hoy en Almuñécar (Granada), así que las cuatro reuniones al año son esenciales y también la férrea disciplina que mantienen los tres desde que se conocieron en un taller.
Pioneras en los talleres
Tanto Ane Mayoz como Ana Merino terminaron la carrera de Filología Hispánica en Deusto. Corría el año 94 y se decidieron a sacar adelante un taller de escritura cuando aún no existían en Donostia. «Nos dirigimos a la biblioteca municipal, en la Plaza de la Constitución, y allí se lo expusimos a Susana Soto (hoy directora del Museo San Telmo). Nos aconsejó coger práctica, llevar a cabo el taller en algún sitio y constituirnos en empresa».
Muy poco después impartieron el taller en la Cárcel de Martutene. En realidad fueron dos dos: uno con mujeres y otro con hombres.
Después Susana Soto aceptó el proyecto y comenzaron a trabajar en la biblioteca. «Impartíamos el taller en un sitio que nos parecía muy literario: una habitación de libros olvidados y polvorientos que iban a ser recolocados. Estaba escondida en la entreplanta detrás de las escaleras de entrada».
La iniciativa tuvo repercusión y ese mismo año ya se hizo pública con una rueda de prensa en la Cripta de San Jerónimo. «Creo recordar que también ese año empezó a organizarse la red de cursos de Donostia Kultura», comentó Ana Merino.
Después ambas filólogas se unieron a las Aulas Kutxa para mayores de 60 con una novedad: un taller de escritura a distancia dirigido a las personas que no se podían acercar a Donostia. Y sumaron otras ofertas como una tertulia literaria y una asesoría estilística para corregir la ortografía, puntuación, etc, de los trabajos de los alumnos.
Hoy en día Merino y Mayoz están en Tabakalera, en la planta de Kutxa Kultur, con los Talleres de Relato breve (iniciación y avanzado) y de Lectura. Y dinamizan tertulias literarias en diferentes bibliotecas y casas de cultura en euskara y en castellano.
«Los libros que nos marcaron en la niñez»
Manu de Ordoñana
«Mis libros de la niñez fueron El capitán Tormenta y el León de Damasco de Emilio Salgari, que me leí a los nueve años».
Ane Mayoz
«Siendo niña me conquistó Nacida para bailar, aún recuerdo la portada».
Ana Merino
«De los cómics Mortadelo y Filemón y Jabato a Esther y su mundo y las novelas de Los cinco. Más adelante ya comencé a leer a Julio Verne, Asimov… Y en el instituto tuve un profesor inolvidable que supo contagiarme la pasión por la Literatura con mayúsculas. Todavía recuerdo su voz profunda mientras nos leía algún capítulo de la Regenta o alguna poesía de Machado».
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