Javier y Elena -nombres ficticios- son una pareja de jóvenes madrileños aficionados a la música urbana, un estilo musical que los últimos años ha colonizado los festivales. Tenían especial ilusión por ver este viernes 24 de septiembre al rapero Kase O, una eminencia del hip hop español desde los tiempos de Violadores del Verso, pero eran reticentes con el formato; a diferencia de otras partes de Europa, donde las restricciones son prácticamente nulas, en Euskadi la música en directo no ha pasado de pantalla y los conciertos continúan siendo sentados, guardando las distancias de seguridad y con mascarilla. Tenían sus dudas tanto con las estrictas normas pandémicas como con el lugar, el hipódromo de Lasarte, el recinto que desde 2017 acoge Donostia Festibala. ¿Cómo se llega hasta allí? ¿Está lejos? ¿El sitio merece la pena?
En un giro de última hora, a tres días de su celebración, el festival anunciaba ayer martes a las 17:00 horas el cambio de ubicación del hipódromo al velódromo de Anoeta. Lo hizo en sus redes sociales con un mensaje en el que justificaban el traslado sin entrar en demasiados detalles, ya que así se ajustarán “mejor a las medidas que marca el contexto actual y también facilita la movilidad al estar en el centro de la ciudad. Todos los que ya habéis adquirido la entrada recibiréis un e-mail con las indicaciones para poder seleccionar vuestro asiento”. Solo en la cuenta de Instagram, el post acumula más de 100 comentarios, muchos de ellos pidiendo la devolución de las entradas, lamentando la precipitada decisión o con problemas a la hora de reservar una plaza. Algunos usuarios aseguran haber reservado alojamiento en Lasarte-Oria.
En la nota de prensa enviada a los medios, la promotora Last Tour ha insistido en la misma idea. De manera oficial no se ha aportado más información sobre un volantazo que ha pillado a todos los asistentes desprevenidos. “Es una información sensible en estos momentos”, se han limitado a señalar este mediodía a DONOSTITIK fuentes de la organización.
No es la primera vez que el certamen musical, antes conocido como Kutxa Kultur Festibala, cambia de ubicación. Lo ha hecho varias veces. Esta vez vuelve al punto de partida. Hace 10 años el grupo escocés Primal Scream celebró el 20 aniversario de su álbum más emblemático, Screamadelica, en el velódromo junto a un cartel que incluía a los donostiarras Thee Brandy Hips y We Are Standard (ahora WAS). El espíritu pop continuó en su etapa más celebrada en el parque de atracciones del Monte Igeldo, entre 2012 y 2016, hasta que una serie de desavenencias con la dirección del parque, en manos privadas, obligó a los organizadores a buscarse la vida.
El festival se mudó a Lasarte apostando por el valor de un entorno singular. El mal tiempo y la agotada fórmula indie condenó la edición de 2017 que, desde entonces, y ya bajo la batuta de la todopoderosa Last Tour (BBK Live, Azkena), ha mutado de piel pasándose al trap, el hip hop y otros sonidos urbanos. Parecía que habían dado con la tecla, atrayendo además a mucha gente joven que en su anterior etapa se había distanciado del festival. Además de Kase O y Los Chicos del Maíz, los dos grandes reclamos, actuarán este viernes en Anoeta Lágrimas de Sangre, Simona, Aygori y el donostiarra J. Largo. Las puertas se abren a las 17:30 horas y la entrada cuesta 30 euros.
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