Bruselas, 1 abr (EFE). Zonas próximas a la incineradora de Zubieta, en San Sebastián, presentan «niveles generalizados y peligrosos» de contaminación por dioxinas, PFAS y metales pesados «en el suelo, el agua, la vegetación e incluso en alimentos», según un estudio de la fundación ToxicoWatch y la ONG Residuo Cero (Zero Waste Europe).
Estas mismas conclusiones se han obtenido en varias zonas situadas alrededor de las incineradoras de transformación de residuos en energía («waste-to-energy») de París y Harlingen (Países Bajos).
«Este es un caso de manual de acumulación tóxica en el medio ambiente y en la cadena alimentaria«, declaró en un comunicado el jefe de investigación de la fundación ToxicoWatch, Abel Arkenbout, responsable del estudio junto a Zero Waste Europe.
Los tres estudios muestran que «los niveles de dioxinas en musgos, suelos y huevos de gallinas de traspatio superaron los límites establecidos por la Unión Europea en los tres emplazamientos«, indica el estudio.
Huevos en Hernani y Andoain
Los autores detectaron «químicos eternos» o sustancias perfluoroalquiladas (PFAS) «en todos los huevos de gallinas de traspatio» analizados en los alrededores de la incineradora de Zubieta.
En Hernani y Andoain las concentraciones de PFAS superan los límites máximos permitidos por la UE. En 2024 también se detectaron PFAS en una fuente de agua potable situada en una colina cercana a Andoain, una zona que anteriormente se consideraba prístina, agregan los investigadores.
Destacan que los resultados de uno de esos huevos analizados en Hernani, a unos 3,5 kilómetros de la incineradora de Zubieta, revelaron que contenía «el nivel de dioxinas más alto registrado por la fundación ToxicoWatch en Europa en los últimos 13 años».
Tenía 38 pg TEQ/g de grasa, más de 10 veces el límite legal de la UE, lo que representa la lectura de dioxinas más alta registrada por la fundación a partir de los análisis practicados en 2024, dando continuidad a unas mediciones iniciadas en 2019.
Además, las muestras de musgo mostraron concentraciones de dioxinas hasta 300 veces superiores a los niveles de referencia medidos antes de que la incineradora comenzara a operar en 2020.
Quienes han elaborado estos informes comparten su «especial preocupación» por una muestra tomada en un patio escolar del distrito de Ivry-sur-Seine, en París, y señalan que en Harlingen, Países Bajos, los niveles de PFAS en los huevos fueron «comparables a los detectados cerca de una gran planta de fluorquímicos, a pesar de que no existe tal industria en la zona».
Metales pesados
En los análisis de las muestras de España, Francia y Países Bajos «también se detectaron metales pesados como plomo, mercurio y arsénico en zonas cercanas a viviendas, parques y escuelas», agregan los autores.
«Estos hallazgos constituyen un fallo sistémico en la supervisión medioambiental. Las comunidades que viven cerca de las incineradoras están siendo expuestas a sustancias químicas tóxicas, en algunos casos a niveles muy por encima de lo permitido por la ley. Esto debería activar todas las alertas en la UE«, declaró el responsable de comunicación de Zero Waste Europe, Janek Vahk.
Esa plataforma pidió a las instituciones de la UE y a los gobiernos nacionales que actúen «con urgencia», introduciendo «una monitorización obligatoria y en tiempo real de las emisiones de contaminantes orgánicos persistentes en todas las instalaciones de valorización energética de residuos, especialmente durante operaciones no estándar».
Zero Waste Europe considera además que deberían llevarse a cabo «una biomonitorización regular en las zonas que rodean a las incineradoras, con especial atención a las áreas de producción de alimentos y a las poblaciones vulnerables».
«Estos resultados desmontan el mito de que la incineración de residuos es una solución limpia o segura (…). La era de quemar residuos debe terminar», concluyó Vahk.
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