Hace unos días el fuego destruyó el campamento de Moria en Lesbos (Grecia), donde malvivían miles de refugiados. Este suceso volvió a poner en el ojo del huracán un drama relegado a segundo plano por el coronavirus: la situación de los migrantes que abandonando sus países de origen a causa de las guerras o del hambre se encuentran con la pared de las políticas migratorias europeas. En Euskadi el incendio es un acicate para las plataformas que trabajan con extranjeros como Ongi Etorri Errefuxiatuak. Manoli Etxeberria Ramajo, formadora ocupacional y cara visible en diversas iniciativas sociales, es militante de esta plataforma desde hace 4 años. DonostiTik habla con ella de las políticas migratorias, del cementerio en que se ha convertido el Mediterráneo y de asuntos más locales como la solidaridad (o no) de los vascos y la situación del Infierno en Donostia.
Este fin de semana ha habido una movilización de Ongi Errefuxiatuak en las capitales vascas, también en Donostia, para llamar la atención sobre Moria y lo ocurrido con los incendios. ¿Temen que la situación de pandemia, además de agravar la crisis de los refugiados en Grecia, esté haciéndonos olvidar lo que ocurre en Europa?
Hace varios meses, incluso mucho antes de la pandemia, diversas organizaciones advertíamos de la situación insostenible de los campos de refugiados de Lesbos. La Unión Europea denomina crisis de refugiados a lo que en verdad es una crisis de sus políticas migratorias. Evidentemente la pandemia ha agravado la situación y el olvido de estos campos de detenciones como el de Moria, Europa sabe muy bien mirar hacia otro lado y no asumir las responsabilidades que le corresponde antes y después de la pandemia.
Los campos de refugiados, con o sin incendios, son un quiste vergonzoso que nadie resuelve. ¿Qué solución vislumbran ustedes si es que creen que se va a distribuir a estas personas?
Todos los líderes de la Unión Europea son responsables de lo que ha ocurrido en Moria. Han dejado la asistencia de miles de personas casi totalmente en manos de organizaciones de ayuda humanitaria. Han eludido sus responsabilidades y además han aplicado y siguen aplicando una política de contención de la migración que claramente no funciona y genera más sufrimiento y riesgo.
La solución no pasa por crear nuevos campos de refugiados provisionales como está ocurriendo, que parece que es lo único que van hacer. La solución tiene que pasar por asumir, como mínimo, los compromisos que adquirieron los países en 2017 y reubicar inmediatamente a todas las personas en condiciones dignas. Y además por mejorar y resolver las condiciones en las que se obliga a vivir a la gente que llega a Europa huyendo de la guerra o de la pobreza extrema entre otras causas. Las políticas migratorias económicas y comerciales de los gobiernos de las UE no respetan los derechos humanos en las fronteras y no protegen a las personas. Hay que cambiar las políticas migratorias.
Tras la crisis sanitaria, sin duda, llegará la económica y con ésta probablemente una disminución en los presupuestos de cooperación. ¿Qué se les puede decir a los gobiernos para que no ocurra?
La emergencia Covid-19 ha puesto de manifiesto una vez más la importancia de las políticas públicas y lo perjudiciales que son los recortes que se han hecho en las últimas décadas, tanto en el ámbito de la salud, del medio ambiente, de la economía, de la cooperación, como de la convivencia o la vida misma. Es aún peor en el caso de las mujeres. Bastaría con que los gobiernos fueran conscientes de todo esto.
La situación en el Mediterráneo también es insostenible y cada vez son más las trabas que se les ponen a organizaciones como Salvamento Marítimo Humanitario para sus rescates. Los gobiernos se pasan la pelota cuando se encuentran con barcos llenos de gente. ¿Es la respuesta ante el movimiento migratorio la gran vergüenza de Europa?
Evidentemente si, la respuesta de Europa ha sido y es vergonzosa. No se puede mirar para otro lado, permitir que se muera la gente en el mar, estas políticas migratorias son asesinas. Y además lo único que hacen es criminalizar y poner mil trabas a estas organizaciones como Salvamento Marino Humanitario.
Desde el año 2000 más de 32.00 personas han perdido la vida intentando cruzar el Mar Mediterraneo, que se ha convertido en un auténtico cementerio. Hay que abrir rutas legales y seguras para evitar que las personas que huyen de conflictos y persecuciones se vean obligadas a realizar viajes tan peligrosos.
Hace unos días se hablaba de la situación del Infierno, en Donostia, con un centenar de extranjeros y también locales residiendo allí en pabellones abandonados. En ocasiones sin papeles. ¿Cómo consideran ustedes que responde la ciudadanía a estos hechos?
Nosotras nos sumamos totalmente al comunicado y las peticiones de la Red de acogida/Hirritarron Harrera Sarea. Esta plataforma lleva meses denunciando la existencia de cientos de personas sin hogar y las instituciones, a pesar de las peticiones de esta plataforma, no han ofrecido alternativas. En algunos mensajes mediáticos se tiende a criminalizar, se alimentan los prejuicios xenófobos y racistas, se generaliza a todo un colectivo por actuaciones antisociales de algunas personas. Donostia no debe mirar a otro lado, hay que dar cobijo digno a las personas sin hogar para que no ocurran situaciones como las del Infierno.
¿Somos solidarios los vascos? Continuamente recuerdan plataformas como la de ustedes que nuestro pasado también está ligado a la emigración… lo cual hace pensar que andamos flojos de memoria…
Es difícil hacer generalidades. La ciudadanía en ocasiones es muy solidaria, hay gente que siempre está presente en la mayoría de las acciones de denuncia que organizamos Ongi Etorri Errefuxiatuak junto con otras organizaciones de Gipuzkoa. Está claro que la primera respuesta ciudadana hace 4 años ante la situación de los refugiados fue muy buena, pero poco a poco fue decayendo. No sé si es falta de empatía, lo que sí sabemos es que existe un racismo institucional y los avances son muy lentos.
¿Qué puede hacer Ongi Etorri Errefuxiatuak llegado este punto?, ¿cómo valora el trabajo de la entidad?
Ongi etorri errefuxiatuak es una organización que forma parte del movimiento de solidaridad hacia las personas desplazadas. Hemos conseguido entre los diferentes organizaciones consensuar actuaciones de defensa de los derechos humanos de las personas migrantes y refugiadas. Y así seguiremos, denunciando las políticas migratorias y a una ley de extranjería que solo trae sufrimiento para las personas y exigiendo empadronamientos, una acogida digna, un derecho de asilo y una regularización YA para todas las personas. Para nosotras estas son las claves mínimas para respetar los derechos humanos a todas las personas. Y gritando siempre y alto que migrar es un derecho y que nadie es ilegal.
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