(EFE).- El comité organizador de los XXIV Premios Max de las Artes Escénicas ha concedido el Premio Max Aficionado o de Carácter Social 2021 a la compañía amateur Teatro Estudio de San Sebastián, fundada en 1965 en la parroquia San Sebastián Mártir del barrio del Antiguo.
Manuel Gómez fundó la agrupación y sigue dirigiéndola en la actualidad. Al conocer la noticia con «sorpresa» ha agradecido el premio a una labor que «comenzó siendo muy jóvenes unos cuantos amantes del teatro del barrio, con el fin de canalizar inquietudes sociales y culturales en una ciudad en la que, sobre todo al final de la dictadura, bullía el ambiente comunitario, asociativo y vecinal».
Gómez recibirá el galardón el próximo 4 de octubre en la ceremonia de entrega de los XXIV Premios Max en el Teatro Arriaga de Bilbao.
Más de 60 montajes acreditan su «indiscutible apuesta por la formación teatral en valores, la dinamización cultural vecinal y el acercamiento a la sociedad del teatro como herramienta de integración social», ha explicado el comité organizador en una nota.
Desde su primera representación en 1965 hasta el último espectáculo en cartel, «Baile de huesos» de la dramaturga Elena Belmonte, la compañía ha representado textos de grandes autores como José Sanchís Sinisterra, Juan Mayorga, Fernando Arrabal o los míticos Bertold Brecht, Tenesse Williams, Valle Inclán y Chéjov.
Piezas que ha representado en su ciudad, así como en distintos festivales del resto del Estado, aparte de la destacable presencia en el Festival Internacional de Teatro Hispano de Miami en 1991.
Entre otros galardones, el Teatro Estudio de San Sebastián atesora el Premio a la Mejor compañía, Mejor actriz (Esther Remiro) y Mejor dirección (Manolo Gómez) del XII Certamen Arcipreste de Hita de Guadalajara, en 1990.
Además del Premio al Mejor actor para Fernando Mikelajauregui en el Festival Martín Arjona de Herrera, Sevilla, en 2007 o el Premio al Mejor actor para José Luis Torres y a la Mejor dirección en el I Certamen de Teatro Aficionado Tirso de Molina de Almazán, Soria, en 2008.
En su faceta más social e integradora, el Teatro Estudio ha sido un activo en los cursos de verano de la Universidad de País Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea, así como en la creación de la que fuera la primera escuela de teatro impulsada por el Gobierno vasco, Antzerti.
Donostia también ha sido testigo de su implicación y compromiso social gracias a sus colaboraciones con el Centro Penitenciario de Martutene, la Asociación de Mujeres del barrio de Loiola, el Patronato Matia, el Club de Arte Catalina de Erauso, la residencia de ancianos de Berio y la Asociación Cultural Katxola de Aiete.
«Aunque el teatro amateur ha cambiado mucho, el hilo conductor entre entonces y ahora es la vocación de trabajar con diferentes grupos: los jóvenes que nos ven como plataforma de aprendizaje, los mayores para quienes somos una herramienta de expresión, colectivos de mujeres y su apuesta por la igualdad o la esperanza de la reinserción para las personas que viven privadas de libertad”.
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