El tópico dice que en verano, y particularmente en agosto, Madrid no parece Madrid: hay asientos libres en el metro, se puede pasear tranquilamente por sus calles más concurridas y las molestas colas desaparecen de las tiendas, de los cines, de los restaurantes, de todos lados. El fenómeno opuesto a la placidez veraniega de la capital madrileña (para algunos el mejor verano del mundo, para otros tantos el peor) ocurre en destinos costeros como San Sebastián. La ciudad se desborda en los barrios más céntricos. En los días soleados no cabe un alfiler en sus playas, donde pasear por la orilla se puede convertir en una tumultuosa experiencia. Al atardecer, miles de visitantes y turistas encajonados en las estrechas calles de la Parte Vieja se dirigen en busca de un pintxo a precio de oro. Si la Nada (en mayúscula) existe, desde luego no se parece al verano donostiarra.
Pero resulta que aquellos ciudadanos castigados sin vacaciones en julio y en agosto -y que no quieran verse arrastrados por la muchedumbre y los grandes eventos- pueden gozar de otras variantes de ocio y cultura en pequeño formato y sin agobios. Donostia y sus alrededores ofrecen otras oportunidades de disfrute que no necesariamente tienen que pasar por una atiborrada playa de la Concha, los fuegos artificiales de la Semana Grande o el Festival de Jazz. El trepidante verano donostiarra cuenta con otras capas que merecen ser descubiertas.
1 Pozas y piscinas naturales
Bañarse en las aguas del río Urumea siempre es una opción cercana y asequible, pero empezaremos con una propuesta igual de fresquita que nos va a llevar a la antigua capital de Gipuzkoa. Seas o no amante del senderismo, el querido monte tolosarra Uzturre merece una visita. Pero alcanzar su cima no es el objetivo de esta excursión. Partiendo del barrio de Santa Lucía, enfilamos el sendero menos popular de Uzturreko Bira hasta llegar a un oasis que dio a conocer el grupo de espeleología Amarozko Mendi Elkartea, en 2015, tras conseguir abrir el acceso entre el tupido bosque. Los espeleólogos hallaron una poza y una cascada que han sido totalmente rehabilitadas y que invitan a bañarse más allá de las rodillas. El bello entorno no tiene pérdida: se encuentra a unos 500 metros del antiguo hospital de La Vieja Misericordia.
Otra excursión típica consistiría en recorrer la Vía Verde de Arditurri, en Oiartzun, y que caminando junto al río y abrigados por el impresionante macizo de Aiako Harria, culmina en el coto minero del mismo nombre. A pocos metros de aquí se encuentran las piscinas naturales de Arditurri que dejaremos para otra ocasión, muy visitadas en las jornadas en que aprieta el calor. En cambio, nos desplazaremos hasta Irun para disfrutar de una propuesta por partida doble. Una vez pasado el barrio de Behobia, y de camino a Bera, un desvío nos conducirá hasta el río Bidasoa donde nos encontraremos con tres componentes acuáticos: peces, piraguas y agua pura. Prácticamente en la otra punta de la ciudad fronteriza, en el barrio periférico de Ventas de Irun, las pozas de Altzubide siguen siendo uno de los secretos naturales más preciados por sus vecinos.
2 La añorada ‘belle époque’ y plan cinéfilo
Pasada la barrera de los 100 años, el simbolismo de la ‘belle époque’ persigue a San Sebastián y, por extensión, a toda la costa vasca hasta Biarritz. Los gloriosos años que iluminaron el primer tercio del siglo pasado se vuelven a rememorar en la sala Kubo Kutxa con una mirada centrada en la estética, la moda y la vida social. La selección de fotografías recopiladas en la exposición San Sebastián, Escena de Moda es fantástica y nos retrotrae a un tiempo concreto de la ciudad en el que explotó el turismo de alto standing español y extranjero. Tan cerca y tan lejos de nuestros días.
Tabakalera no es solo ese lugar al que correr para resguardarse de la lluvia un domingo. O donde puedes tomarte uno de los mejores cafés de la ciudad gracias a los hermanos de la sibarita cafetería Terzi. En la antigua fábrica de tabacos a veces también pasan cosas interesantes a las que deberíamos prestarles mayor atención. Además, el barrio de Egia, salvo durante el recuperado festival Glad is the Day, es un erial en verano y se antoja una buena alternativa para escapar del gentío asomado a las playas.
Varias recomendaciones: la muestra That Time que parte de la exposición del Museo Bellas Artes de Bilbao, el festival Musika dena eta ez Dena Festibala que se celebra estos días, así como la excelente oportunidad de ver toda la filmografía de una de las grandes figuras actuales del cine de autor europeo, la directora francesa Mia Hansen-Løve. La propia Hansen-Løve estará en Tabakalera el 23 de agosto “para hablar de su práctica cinematográfica en una sesión especial”. Un regalo para los culturetas donostiarras.
3 Agosto en Dabadaba: mejor que un festival
En la agenda de conciertos de la sala de la calle Mundaiz, que en 2024 cumplirá 10 años de vida, se repite una expresión durante el mes de agosto: “Noche histórica”. La frase no es una boutade o el clásico gancho para que pique la gente y termine comprando la entrada. Y es que, en efecto, hay al menos dos o tres citas imprescindibles que nos recuerdan que en los meses de verano los acontecimientos musicales no solo tienen lugar en los festivales y grandes eventos al aire libre.
Por una parte, una leyenda soul recuperada para la causa por el sello de Brooklyn Daptone Records como Lee Fields actuará el sábado 12 de agosto (27/32 euros). Tres días después, la noche del 15 de agosto, a un precio de 28/32 euros, será el turno de The Black Angels, seguramente el grupo de rock psicodélico más influyente de los últimos 15 años. La banda inglesa de funk y soul The New Mastersounds también podría entrar en este selecto listado. El cuarteto de Leeds vendrá acompañado del vocalista Lamar Williams Jr. en su concierto del sábado 5 de agosto (22/26 euros). La música en directo no da un respiro en la programación veraniega del Dabadaba. El domingo día 6 será el turno del indie refrescante de Kiwi Jr. (18/22 euros).
4 Batiburrillo underground
Por último, un pequeño apartado para el cajón de sastre de los planes veraniegos más inminentes. Las populares fiestas de Gros, Zipotz jaiak, que se celebran justo este fin de semana suelen esconder un as, o varios, en los conciertos de Sagüés y la plaza Cataluña. Más allá de las sardinadas, el plato fuerte de este de año será sin duda la actuación de Willis Drummond el sábado 15, a partir de las 22 horas, totalmente gratis. La fábrica cervecera Meta Edabeak de Astigarraga acogerá el 21 de julio, a partir de las 17 horas, los rompedores sonidos y visuales del colectivo Distopía Mutante en un evento en el que también habrá comida y cerveza artesanal. La entrada es libre.
La galería Villa Magdalena (paseo del Faro 33, detrás del funicular) sigue siendo un misterio para muchos. Fundada en el otoño de 2020 por el joven neoyorquino Cy Schnabel, hijo del pintor y cineasta Julian Schnabel y la diseñadora y exmodelo donostiarra Olatz López Garmendia, presenta una escueta selección de obras del artista donostiarra Alejandro Garmendia (1959-2017) en la exposición El Ingenio Revolucionario, “una mirada sarcástica sobre el propio autor”. Quizá no sea estricamente alternativo, pero algunas de las mejores vistas y veladas del verano tienen lugar en la terraza-bar de Urgulleko Polboriña. Como última sugerencia: las mentes más inquietas pueden seguir las agendas de Kontenedora y Undermount. O las de los dos a la vez, ya que el 30 de julio celebran de manera conjunta el festival “consciente” Trance Tactil Fest (10 euros) con el objetivo de “explorar nuevas maneras de ser”.
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