El filósofo René Descartes (1596-1650) se planteó en el siglo XVII cómo era posible distinguir el sueño de la vigilia puesto que, cuando se sueña, uno piensa que está despierto y siente las cosas como si fueran reales. Ya en el año 1635 ahondaba el gran dramaturgo Calderón de la Barca en torno al mismo tema en ‘La vida es sueño’: “¿Qué es la vida, un frenesí/ ¿Qué es la vida? Una ilusión, /una sombra, una ficción…”. Sin embargo, para Curtis LaForche, el personaje protagonista de ‘Take shelter’, un filme de Jeff Nichols (‘Mud’, ‘Loving’), las pesadillas que empieza a tener con un mundo apocalíptico en el que su familia está en peligro simplemente son el aviso de que, al igual que su madre, se está volviendo loco.
Estrenada en cines en el año 2012 tras su brillante paso por Festivales como el de Cannes, donde se alzó con el galardón de la prensa cinematográfica, ‘Take shelter’ es una de esas películas ‘rarunas’ y poco conocidas que merece la pena recuperar si no se ha visto o volver a visionar ahora que la pandemia de la COVID-19 nos ha enseñado que, como en el filme, el mundo puede cambiar de un día para otro aunque todo parezca extrañamente igual que el día anterior. De hecho, la primera secuencia de este apasionante, misterioso e intenso título arranca con el plano un árbol mecido por el viento. Aparentemente todo es normal en esta pequeña localidad de Ohio, salvo por la amenazadora forma que están comenzando a adoptar las nubes… Se avecina tormenta, le explica en lengua de signos Samantha (Jessica Chastain) a su hija de seis años, que padece sordera. Sin embargo, para Curtis LaForche (brillantemente interpretado por Michael Shannon) hay algo realmente amenazante en los ladridos cada vez más furiosos y desesperados de su perro. Siente cerca el peligro. Tiene miedo. ¿O es, en realidad, un sueño? Sí, las pesadillas comienzan a consumir la tranquilidad de Curtis, un entregado padre de familia y un responsable e intachable trabajador, hasta el punto de que su pánico se va convirtiendo en paranoia y algo le dice (porque los delirios no remiten, sino que van a más y cada vez más reales) que tiene que prepararse para el gran peligro que se avecina acondicionando y mejorando el refugio para tornados; haciendo acopio de comida (sí, de papel higiénico también). “Sé que se está acercando una tormenta como nunca habéis visto. Creéis que estoy loco. Dormid bien esta noche porque, como se haga realidad, no va a quedar nada”, grita angustiado en una de las escena… justo antes de asustarse de sí mismo y darse cuenta de que, en realidad, está sufriendo una crisis mental.
Y es precisamente ese tono tan realista, casi rozando el costumbrismo y el cine social lo que convierte a ‘Take shelter’ en un filme tan (morbosamente) estimulante. Como espectadores que acompañamos a Curtis en sus terribles pesadillas estamos convencidos de que, en realidad, sólo está recibiendo una serie de señales que el resto ignora, pero al igual que el propio protagonista nos quedamos en shock cuando nos convencemos de que ya no somos capaces de diferenciar la realidad (la vigilia) del sueño.
Jeff Nichols firma también el (excelente) guión de esta historia de (ciencia) ficción disfrazada de cotidianidad, una trama que transita equilibradamente entre el thriller y el cine de terror sin que nada chirríe, con un absoluto dominio tanto del tempo (muy sosegado) como de la dosificación y desarrollo del argumento. Dirigida con precisión, una de las cosas que más sorprenden de esta producción estadounidense es cómo es capaz de conseguir la máxima expresividad y tensión con un despliegue de recursos narrativos y técnicos tan minimalista.
Al margen de su lectura cinematográfica, es también una película que aborda desde una perspectiva muy sensible, con normalidad y respeto, la salud mental. Y en eso tiene mucho que ver la ternura con la que Michael Shannon interpreta su personaje y la empática convicción que derrocha también Jessica Chastain en este filme de pocos pero muy bien perfilados personajes.
Sentir, aseguraba Descartes, no es otra cosa que pensar y el pensamiento, recalcaba, la única forma de discernir si estamos despiertos o aún seguimos soñando. “Pienso, luego existo”, argumentaba. En ‘Take shelter’ más que pensar, sentimos, nos dejamos arrastrar por esa lejana tormenta que parece cernirse irremediablemente y sumarse a los problemas laborales de Curtis, a las complicaciones del día a día, a la difícil operación a la que tiene que someterse su hija pequeña para tratar de mejorar su discapacidad auditiva… Pero, ¿y si el sueño es más real que la propia vigilia? Segismundo tenía razón en ‘La vida es sueño’. La vida se asemeja, en ocasiones, a “una ilusión, /una sombra, una ficción…”. Pero tras ver ‘Take Shelter’ quedan las dudas sobre si los sueños sólo son sueños.
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