El pasado viernes 23 de julio a las 18:30h se inauguraba la exposición de moda Paseo de Francia, nº2. Pedro Rodríguez en el Centro Cultural de Okendo. Esta exposición quiere rendir homenaje a la casa de de costura de San Sebastián del modisto, uno de los grandes diseñadores de la alta costura española. El centro cultural albergará esta exposición hasta el 21 de septiembre coincidiendo con el Festival de Cine de San Sebastián. Un guiño a todas las actrices, como Audrey Hepburn o Ava Gadner, que pasaron por él luciendo sus creaciones.
Pedro Usabiaga, fotográfo de cine y moda, comisariado de la exposición es además un gran coleccionista de piezas de moda. Ha colaborado con revistas como Cosmopolita o Vogue. Como comisariado ha creado diversas exposiciones dedicadas al cine y muy especialmente, tres al modisto vasco Cristóbal Balenciaga que posteriormente se han podido ver en Alemania.
Como bien destacó Usabiaga “esta exposición no es solo una reivindicación a la obra de Pedro Rodríguez sino también a todas aquellas modistas, sombrereras… de los alrededores de Paseo de Francia a las que el maestro dio trabajo. Tenemos una larga e importante tradición de modistas, todas ellas mujeres, de la época que a pesar de estar capitaneadas por diseñadores como Balenciaga o Rodríguez, hacían una labor exquisita y merece ser puesta en valor”.
Junto a él, tres importantes colaboraciones, Lydia García, prestadora de la exposición, gran conocedora de la historia de Pedro Rodríguez y gran coleccionista de sus creaciones. Aporta la colección López-Trabado, donde destacan vestidos y accesorios además de inéditos documentos originales. García nos anima a echar una vista atrás y pararnos a ver el trabajo que hay detrás de cada una de las piezas, las horas de trabajo y sobre todo a fijarnos en el tejido. Un tejido que según la propia experta es muy difícil de encontrar ahora: “ese tejido ya no existe y debemos preguntarnos por qué” reflexionaba.
El diseñador y prestador de la exposición, Jesús Velarde Florencio, quiso añadir que “este tipo de exposiciones son necesarias porque ayudan a descubrir a modistos y su historia a las nuevas generaciones”. Jesús compagina su trabajo de diseñador con la búsqueda de prendas para aumentar su colección de piezas de Alta Costura como de prêt-á-porter de creadores españoles desde los años 40 a los años 80.
Carlos Milla Mínguez es otro de los prestadores de la exposición. Coleccionista de piezas de Alta Costura donde destacan las creaciones de Manuel Pertegaz. Para él, esta exposición es muy completa puesto que aúna piezas textiles y complementos con bocetos y dibujos que rescatan el patrimonio de modisto y de las costureras que trabajaban con él en sus casas de costura. Son de él los diferentes vestidos de procedencia americana con los que cuenta la exposición.
La exposición repasa la historia de la casa de costura del modisto en San Sebastián. Se pueden encontrar más de una veintena de prendas y un sinfín de complementos que redescubren la maestría tan perfecta de la confección de Pedro Rodríguez.
Cinco piezas de sastrería dejan ver la perfección del diseñador a la hora de confeccionar americanas, abrigos o incluso faldas-pantalón. La exquisitez de los tejidos y la elegancia de los diseños son sello de identidad en las colecciones de Pedro Rodríguez.
Una decena de vestidos nos adentran en el prêt-á-porter de la colección. Bordados a mano, gasas y diseños túnica son protagonistas. Movimientos de tela y un buen trabajo del tejido son suficientes para proporcionar y revalorizar la silueta, un estilo tan característico del diseñador.
Destacamos el vestido de novia de Paloma Saavedra Aristeguieta de la colección de Asunta Larrinaga, hecho de encaje rebrode con falda de vuelo y manga francesa.
Los vestidos de Alta Costura son el colofón a esta exposición. Son vestidos cedidos por la propia nieta de Pedro Rodríguez y por la familia Vergarajauregui Satrustegui que reflejan a la perfección la maestría de uno de los grandes diseñadores de España.
Hay un espacio que destaca el proceso creativo donde se muestran los bocetos del pintor donostiarra Jesús Murua y alguno del propio diseñador.
A través de la fotografía descubrimos un universo de exquisitos tejidos donde el crépe, el terciopelo y los bordados a mano son protagonistas; un universo social donde las actrices del Festival de Cine de San Sebastián lucían sus creaciones y donde directores de renombre sucumbían al vestuario creado por el modisto. Imágenes donde se puede apreciar que la sociedad donostiarra era fiel cliente de Pedro Rodríguez.
La exposición recorre la trayectoria del maestro desde los años 40 hasta finales de los 70 redescubriendo a uno de los más importantes nombres de la Alta Costura española.
Los años 40 fueron muy duros y con una moda caracterizada por la austeridad y la tendencia masculina. No fue hasta el año 50 hasta que se produce la consolidación y esplendor de la alta costura. Es en esta época, donde Pedro Rodríguez consigue su madurez y donde se reafirma su gran maestría en las tres casas de costura de San Sebastián, Madrid y Barcelona.
Durante más de tres décadas fue el director de la Cooperativa de la moda fomentando la expansión de la moda a través de desfiles y presentaciones. Fue impulsor de una importante revista de moda de la época llamada Mujer.
Sin duda, un espectacular recorrido por la historia de un gran diseñador que, como bien dice Pedro Usabiaga, debe volver al lugar que le corresponde y donde a título personal, solo puedo añadir que vengo de una familia donde la costura ha estado muy ligada a nosotros, en especial a mi tía Carmen, modista de profesión, toda una vida dedicado a ello. Hablando de la exposición, me contaba que una vez desaparecida la casa de Pedro Rodríguez en San Sebastián, algunas de sus clientas le llevaron prendas del diseñador para arreglos y al tenerlas en sus manos pudo apreciar la perfección del maestro. Es más, me afirmaba que aprendió mucho de cada una de esas piezas que le traían: el patronaje, las hiladas, los acabados… para terminar reconociendo que le hubiese encantado ser aprendiza de Pedro Rodríguez. Ahora vuelve a tener la oportunidad de deleitarse con su obra.