¡Hola a tod@s! Seguro que más de un@ se quedó el otro día con las ganas de saber más acerca de la “Fabrika” de moda que Kutxa Kultur tiene en la cuarta planta de Tabakalera. Pues hoy es el día de terminar de saciar vuestra curiosidad. Os recuerdo que se trata del espacio habilitado para que los 5 diseñadores residentes seleccionados para este año trabajen y den forma a sus creaciones. Un lugar, sobre todo, de trabajo en el que los sueños de estos jóvenes cobran forma pero donde también les muestran la cruda realidad del sector tal cual es. Sin frenar la creatividad, pero poniendo los pies en la tierra.
Continuamos hablando con los protagonistas. «Esta residencia es una ayuda para dirigir el trabajo”, dice Clara Virgili, catalana afincada en Donostia. Nos comenta que hasta ahora ha hecho muchas cosas sin saber dirigirse y ve su estancia aquí como “una oportunidad de ayuda en la buena dirección para poder vivir de esto”. Destaca mucho el valor de las instalaciones: «Mesas enormes que se agradecen un montón y un amplio espacio para trabajar”. Le brillan los ojos. De los diseñadores residentes Clara es la que más bagaje profesional tiene, ya que trabaja “como patronista para algunas marcas, poquitas”. Y su idea es “poder trabajar de patronista para seguir haciendo colecciones sin renunciar al diseño y sin la presión de tener que crear dos veces al año”. “Disfruto mucho como patronista, así que no descarto que sea mi vaca lechera” dice. Aunque no le gustaría aparcar su parte creativa de “hacer una colección enfocada al genderless”, uno de sus objetivos es “diseñar para otras empresas, otras casas”. Y en caso de tener una marca propia “va a ser algo pequeñito, muy exclusivo y personal. Aunque está todo por estudiar. Debo dejar de tener miedo a los números y valorar mi trabajo”.
Samuel Prince dice que aún más que el espacio valora el asesoramiento tanto empresarial, administrativo, jurídico que reciben «para poder desarrollar, focalizar la energía o la creatividad como mente de artistas y materializarla en una empresa”. Porque “está muy bien ser creativo pero hay que comer y aquí nos están ayudando muchísimo a buscar ese equilibrio”. Su objetivo a corto y medio plazo es “lanzar una marca” que, ahora mismo, está “en proceso de numeración, de poner precio”. Como él dice está “trabajando en monetizar el arte”. Samuel también trabaja el genderless, la moda neutra o lo que antes conocíamos como unisex, y para el fin de residencia en octubre pretende presentar “algo mucho más comercial”. Otro detalle que le gusta mucho de esta experiencia es que una vez se acaba la residencia podrá seguir en contacto con los residentes de años anteriores, «lo cual es una maravilla”. Y es rotundo al asegurar que no pretende desvincularse del proyecto “ni remotamente”. Lo que sí desea, y subraya este verbo, es que para 2019 ya no tenga «una dependencia de todas las instalaciones y beneficios” que le brinda Kutxa y sea su propio negocio el que le dé todo lo que necesita.
A Gino Rojas, diseñador de origen peruano, la residencia le viene «muy bien” porque “es una plataforma que ayuda y apoya con muchísima publicidad que, como nuevo diseñador, resulta inviable». Se refiere a financiar un desfile, la publicidad en redes, etc. Para él es «un empuje bastante interesante”. Tiene claro que la formación empresarial que reciben es la que les muestra la realidad tal cual. «Como diseñador eres muy creativo pero tienes que encontrar la forma de rentabilizar y muchas veces tienes que compaginar esas dos cosas. Si quieres dedicarte a esto tienes que vivir también. Es la parte más dura pero también es la que te va a poner los pies en la tierra”. Ve su futuro “posicionando una marca y vendiendo producto”. Remarca además que “una marca que sea reconocida por algo, por una singularidad”.
Me llama la atención que casi tod@s hablan de aprender a valorarse, de creer más en ellos mismos, en lo que hacen, lo que crean, lo que diseñan. Ese atisbo de inseguridad en una sala que desborda creatividad por los cuatro costados. Tod@s tienen claro que hay que “aprovechar que aquí hay talento”, aunque, como añade Nuria, «hay que materializarlo y sacar algo de ahí”. «Hay que saber venderlo, comercializarlo y darle más valor”.
Con Samuel hablamos de recuperar el Made in San Sebastián-Hendaya que llevaban algunas prendas de antes, por ejemplo de la abuela de Samuel, y que era un “valor de marca y un indicativo absoluto de calidad”. Gino cree que la moda local “poco a poco se está abriendo a nuevos diseñadores” y que “cada vez hay más gente que apuesta por cosas distintas, diferentes”.
Lo que tengo claro, y así se transmite en el ambiente, es el buen rollo que hay entre los 5 diseñadores residentes. Ellos, simplemente, me lo confirman. Para Samuel son “una pequeña familia”. Tod@s coinciden en que se ayudan unos a otros, comparten información y se aconsejan. Y teniendo en cuenta, como recalca Gino, que “cada uno es distinto al otro: tres agénero y dos alta costura” pero aprendiendo los unos de los otros. Luego está el equipo de Kutxa Kultur del que los 5 hablan maravillas. Lo vieron el día del desfile donde fueron conscientes, como dice Gino, de “toda la gente que hay involucrada currando para que uno pueda mostrar el trabajo en 3 minutos”. Samuel comenta que “estaba todo tan milimetrado y perfecto que ni cuando hubo fallos hubo agobios”. Y Nuria, Marta y Clara destacan que “la colaboración en el backstage entre tod@s fue la clave para que todo saliera perfecto”.
Es importante que sepáis que este espacio también está disponible para cualquier diseñador o emprendedor dentro del mundo de la moda. Y para poder hacer uso de las instalaciones sólo hay que hacer una solicitud que Kutxa Kultur estudiará. Es el caso de Amarenak, la marca de la diseñadora donostiarra Oihane Pardo que reinterpreta el kaiku, el tradicional abrigo vasco. La Fabrika está equipada con la última tecnología en corte y confección: máquinas de coser industriales, domésticas, recubridora, overlock industrial, máquina de puntada invisible y de corte circular, mesa de aspiración y plancha, mesa de corte y patronaje, maniquíes y aulas. No podemos olvidarnos del showroom para atender a los posibles clientes. Un espacio íntimo y acogedor donde los diseñadores pueden tener un trato más personal con las personas interesadas en su trabajo.
Ahora sólo nos queda esperar al fin de residencia y ver qué propuestas nos presentan estos 5 jóvenes diseñadores. En principio serán 10 looks, con carácter obligatorio, y diferentes de los presentados hasta ahora. Los veremos en octubre o noviembre en el desfile del Museo Balenciaga. No sé vosotr@s pero yo ya estoy deseando conocerlos. Mientras, aquí en Stiloskopio, seguiremos hablando de moda. Porque como siempre os digo, no hace falta irse muy lejos para encontrar el talento. A veces, simplemente, está a la vuelta de la esquina. En este caso, en la cuarta planta de Tabakalera.
No me quiero despedir sin rendir un sentido homenaje a Hubert de Givenchy que falleció el pasado sábado a los 91 años. Fue discípulo del gran maestro Cristóbal Balenciaga. De hecho el diseñador fue uno de los motores de la creación del Museo Balenciaga y era presidente fundador de la Fundación Cristóbal Balenciaga. Quién no recuerda los diseños para su gran amiga Audrey Hepburn a quien vistió, entre otras películas, en Sabrina y Desayuno con diamantes. En 2014 pude ver el icónico vestido negro con el que la actriz desayunaba un croissant viendo el escaparate de Tiffanys en la exposición que el Museo Thyssen-Bornemisza le dedicó por sus 40 años de trabajo. Más de 100 piezas que ya eran arte, pero que desde el sábado son auténticos tesoros. ¡Hasta pronto!