Tenía ganas de visitar la nueva exposición que alberga el Museo Balenciaga. Y este fin de semana, por fin, he podido descubrir las increíbles piezas que componen “La elegancia del sombrero”. Comisariada por Igor Uria, director de Colecciones del Museo Cristóbal Balenciaga y por Silvia Ventosa, conservadora de tejidos e indumentaria del Museu del Disseny de Barcelona, la muestra expone 87 sombreros y tocados que nace fruto de la investigación de las colecciones del Museo Cristóbal Balenciaga y del Museo del Disseny de Barcelona, instituciones que coproducen la muestra.
Las piezas fueron creadas a finales de los años 30 y durante cuatro décadas en los talleres de París y Madrid. Es una colección de sombreros donde se refleja sofisticación y singularidad a partes iguales. En el París de Cristóbal Balenciaga, el sombrero se consideraba como parte integral de la silueta femenina. Todas las casas de Alta Costura tenían talleres dedicados al diseño y confección de sombreros y tocados. Tal y como nos cuentan desde el Museo, el propio Cristóbal Balenciaga declaraba que “El sombrero es una cuestión de equilibrio arquitectónico: corona del edificio del vestido”. También en este accesorio femenino el gran maestro jugaba con los volúmenes y las formas, piezas de carácter minimal y exquisito donde cada una de las creaciones refleja la esencia y elegancia del diseñador.
La exposición pretende reivindicar el trabajo “en la sombra” de las mujeres que realizan el oficio de la sombrerería donde la diversión, la experimentación y el atrevimiento de Balenciaga está presente, tal y como apunta Uria. También ha añadido que “el sombrero era un elemento de uso cotidiano hasta los años 60, después cayó en desuso y con esta muestra queremos resaltar la importancia de cada uno de los departamentos dedicados a estas piezas en los talleres del maestro”.
La exposición deja entrever la tradición española de la que hacía gala el maestro donde la indumentaria religiosa o taurina son protagonistas. Durante el recorrido por la exposición se aprecia la extravagancia y exquisitez creados para potenciar la silueta femenina. Una gran variedad donde el fieltro, las sedas, las pieles, paja o los tules se funden en sombreros, pillbox, casquetes, pamelas, turbantes, boinas y diademas. Destacan los acabados y adornos en flores y plumas.
Casi se podría afirmar que el origen del sombrero es tan antiguo como la humanidad. Uno de los primeros registros datan del siglo XVI a C. Poco podían imaginar aquellos campesinos del siglo XIV que lo que ellos empezaron a utilizar para protegerse del sol y la lluvia se convertiría con el paso del tiempo en piezas tan distinguidas pasando a formar parte de la alta sociedad y la realeza. Los sombreros empezaron a usarse en Europa como muestra de diferenciación social.
Actualmente las nuevas tendencias han rescatado el sombrero como una pieza indispensable que denota elegancia.
Según palabras de la Comisariada Silvia Ventosa, “a mediados del sigo XX los sombreros y en especial, los de Balenciaga, constituían un signo de prestigio y distinción. Las “vendedoras de las casas” insistían a las clientas que para completar el conjunto debían adquirir ese complemento que completaba la silueta. La puesta en escena de la muestra trata de evocar los salones en los que desfilaban las maniquíes y resalta los sombreros, que se colocan sobre unos maniquíes tras un fondo de cuerdas”.
Sin duda, una exposición súper recomendable que no podéis dejar de visitar. Tenéis tiempo, hasta el 8 de mayo del próximo año tenemos el lujo de poder disfrutar de una exposición que confirma la exquisitez y perfección del maestro Balenciaga.