¡Hola a tod@s! El Orfeón Donostiarra, todo un símbolo para la ciudad, celebra este año su 120 aniversario. De hecho estaba previsto para mañana un concierto especial en el Kursaal con este motivo que ha tenido que ser aplazado por problemas de salud de su director. Y como este blog va de moda, no de música, a lo que voy es que habrá que esperar un poquito más para ver en escena el nuevo vestido que se ha realizado para la ocasión. Diseñado por Hubert de Givenchy, de forma desinteresada, y con patrón de Lorenzo Caprile, el nuevo modelo que lucirán las integrantes femeninas se complementará con el que creó en 1964 Cristóbal Balenciaga, una túnica blanca. El resultado es un sofisticado vestido negro con lazada rosa fucsia bajo el pecho, dos de los colores fetiches del diseñador de Getaria, con los que Givenchy, discípulo y admirador, ha querido homenajear al maestro.
La nueva indumentaria fue presentada en 2013 pero la crisis económica obligó a aparcar el proyecto. A principios de año se retomó la idea gracias a un acuerdo entre la formación coral y el Ayuntamiento de San Sebastián. El Cluster Donostia Moda ha encargado a dos talleres donostiarras la confección de los uniformes de las integrantes femeninas del Orfeón. Uno de ellos es el taller de Manuela va de fiesta, que ya ha tenido cabida en este blog. El otro es el laboratorio-taller de AEG Ikastetxea, que ha confeccionado la mayor parte de los vestidos y Stiloskopio, el blog de moda de Donostitik, ha querido ver cuál ha sido el proceso de elaboración.
Nos recibió José Carlos Alonso, supervisor del laboratorio-taller, que nos contó que la propuesta les pilló “por sorpresa” ya que apenas acababan de empezar, llevan en activo desde febrero. Ellos, que con su taller Balea hacen “prototipos y pequeñas tiradas para diseñadores y empresas de la zona”, de repente se vieron trabajando en la “champion league” de la moda. Al principio les costó “encontrar la rapidez en la ejecución” y entender cómo había hecho Lorenzo Caprile los patrones, pero una vez solventadas las dudas el trabajo ha ido rodado.
La finalidad y objetivo del centro es “relanzar el sector textil” en la zona aprovechando que la moda vuelve a ser un valor al alza. En el proyecto de los trajes del Orfeón se han involucrado las 10 personas que trabajan en el taller. Algunos, “alumnos contratados para la ocasión” que están poniendo en práctica, con gran profesionalidad, lo aprendido. Aunque insistió Alonso en que son “centro de estudios, no empresa”. También asesoran a empresas y a jóvenes diseñadores.
El vestido diseñado por Givenchy es “un traje enigmático aunque muy bonito” y aparentemente sencillo pero “tiene su trabajo: sus aberturas, las mangas especiales, los hombros van a determinada altura, al igual que los picos…”. Muchos pequeños detalles que hay que tener en cuenta. Tras determinar los diferentes tallajes, luego se vuelven a adaptar y se individualizan según cada orfeonista; añade más de aquí o aquí, quita un poco de allá. “Se ha personalizado y, a la vez, se ha intentado industrializar todo lo que se ha podido”. Aún y todo tiene mucho de elaboración artesanal.
Lo primero, “el corte bajo patrón, el remañado de las piezas y luego la confección paso a paso”. El lazo fucsia, detalle que da color al conjunto, va “superpuesto con unas sujeciones encima del cinturón” y en proporción a la talla del vestido. Un detalle que, inicialmente, era más grande y que Caprile modificó para ganar comodidad y adaptabilidad. Lo último, las pruebas con las orfeonistas para dar los últimos detalles y personalizar al máximo cada diseño.
El resultado es un modelo cómodo, sofisticado y elegante realizado en crepé de poliéster, una tela elegida especialmente para evitar que se arrugue en exceso en los traslados y viajes. Resulta ligera, con caída, suave al tacto y sin brillo. Un toque de modernidad frente al clasicismo anterior. Alta Costura hecha en Donostia y que esperamos sea testigo de muchos éxitos sobre escenario. ¡Hasta pronto!