“El Mojo ha estado finiquitado hasta que se han dado una serie de circunstancias que nunca pensamos que se darían y que nos hacen resucitarlo. Es nuestra Jean Grey particular, volviendo como el Fénix resucitado”. Tirando del universo Marvel con una de sus superheroínas, Arkaitz Kortabitarte, más conocido como Punko, explica a DONOSTITIK las razones del regreso del festival r&b y soul Mojo Workin’ de Donostia los próximos días 8 y 9 de marzo de 2024. El anuncio del retorno se dio a conocer el pasado sábado 26 de agosto en las redes sociales del Mojo, causando sorpresa y alegría entre sus seguidores tras un impasse de más de tres años. El mensaje fue escueto: “Holy cow! We’ll be back!! Save the dates! Itxura berria, arima bera. Nuevo formato, misma esencia”, con la sala Dabadaba como sede principal.
Punko, alma máter y máximo responsable del festival, amplía los detalles de la próxima edición, la undécima, que no abandona el barrio de Egia. “Pasamos de una sala grande como Gazteszena al Dabadaba, que es considerablemente más pequeña y con quien siempre hemos tenido muy buena sintonía. “Por lo tanto”, continúa, “es lógico que el formato tenga que cambiar para hacerlo viable. Estamos barajando varias fórmulas para hacer que funcione lo mejor posible. Por otro lado, el espíritu será el mismo en cuanto a la música y la filosofía del festival. El alma del Mojo seguirá siendo la misma”.
La edición de 2020 se había preparado con esmero para los días 12, 13 y 14 de marzo. Iba a ser grandiosa. Todo listo para disfrutar de tres días de viejas leyendas de la música soul y de algunos de los mejores DJs actuales de música negra, los denominados allnighters que adoran los devotos de los años 60. Los abonos se habían agotado rápidamente. Pero en las vísperas de aquellas fatídicas fechas sobrevoló el runrún de la pandemia, que fue haciéndose más y más ostensible. El festival acabó cancelándose. Fue un mazazo.
El coronavirus arrasó con el Mojo en el último minuto con un enorme perjuicio emocional y también económico para sus organizadores. “Solo te puedo decir que lo hemos pasado tremendamente mal durante más de 2 años para poder resolver el marronazo. Y cuando todo estuvo resuelto, por llamarlo de alguna manera, empezamos nuestro proceso de curación y recuperación”, cuenta Punko.
El 3 de julio de aquel año Kutxa Fundazioa organizó una “fiesta de apoyo al Mojo Workin’” en la terraza de Tabakalera con las actuaciones de dos grupos locales, Big Bob Railroad y Mojo Hand. Poco más se ha sabido sobre el certamen, organizado por la asociación Gure Gauza, un colectivo que desde 2011 promueve en Donostia la difusión de la música afroamericana. Hasta que el sábado pasado, aún inmersos en la modorra del mes de agosto, saltó la sorpresa. ¿Por qué tanto tiempo? “Simplemente no hemos querido organizar nada más hasta ahora. Las cosas tienen que asentarse y algunas heridas lleva su tiempo que cicatricen. Tan sencillo como eso”.
Cuatro años después resurge uno de los festivales donostiarras más queridos por un público fiel y bastante numeroso. En Gasteszena, la casa de cultura de Egia, caben hasta 700 personas de pie. Punko ha sido su cara visible, el primer fan que hizo crecer el evento alrededor de un combo conformado por la nostalgia y el soul clásico. Una cita con los típicos ingredientes que adoran los mods: la tribu urbana de la elegancia en el vestir, las lambrettas y el r&b que eclosionó en la Inglaterra de mediados de los 60. El Mojo ha sido tradicionalmente un punto de encuentro de fans sixities venidos de distintos puntos de la península. Uno de sus festivales fetiche junto al Yeyé (Gijón) y el Purple Weekend (León), entre otros.
Después de dejar atrás la pandemia, todo el mundo le empezó a hacer la misma pregunta a Punko: ¿cuándo vuelve el Mojo? “Mucha gente me lo sigue preguntando hoy en día”, asegura, lo que “demuestra” que se le tiene “muchísimo cariño” al festival. “De hecho, ese cariño es lo que permite que ahora pensemos en un reboot [reinicio, en inglés]. El público de este festival es el mejor del mundo”, exclama Punko.
2020 fue un año para olvidar. El Mojo crecía y creciá y el coronavirus cortó su imparable progresión de la peor manera: en el últimísimo momento. Sin capacidad de reacción. Echando por tierra meses de trabajo. Como el ave Fénix, ese pájaro único y fabuloso, el Mojo Workin’ volverá agitar sus alas después de su aparente final. “No queremos quedarnos con el mal sabor de boca de la cancelación por el Covid. No merece que aquel sea su final, por todo lo que representa y significa el Mojo. No queremos que nadie ni nada nos diga cuando es buen día para morir, preferimos elegirlo nosotros mismos”.
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