Tras la autorización del Ayuntamiento para rehabilitar el Bellas Artes, Áncora tiene una opinión muy clara: «El proyecto de la SADE implica la demolición de su estructura y distribución interior. También conlleva alteraciones muy importantes en el diseño original de sus fachadas, al objeto de crear una rampa para el acceso de vehículos y encajar el mayor número posible de estancias con luz y ventilación». Y da una cifra: «Se estima que tras el derribo –que quieren disfrazar de rehabilitación- sólo subsistirá aproximadamente un 20% del edificio histórico».
Incide Áncora en que la SADE, empresa propietaria del Bellas Artes, pidió el pasado mes de mayo una licencia para habilitar en este céntrico solar 3 plantas de aparcamiento subterráneo (54 plazas), otras 3 de usos terciarios (no definidos) y 6 destinadas a alojamiento turístico (100 habitaciones). «El proyecto implica la demolición de su estructura y distribución interior. También conlleva alteraciones muy importantes en el diseño original de sus fachadas, al objeto de crear una rampa para el acceso de vehículos y encajar el mayor número posible de estancias con luz y ventilación».
Áncora también denuncia que los nuevos usos no se adaptan a las características formales, tipológicas ni estructurales del monumento, destruyendo su valor como salón cinematógrafo. «Se estima que tras el derribo –que quieren disfrazar de rehabilitación- solo subsistirá aproximadamente un 20% del edificio histórico».
Tribunales
En materia de tribunales Áncora denuncia que la licencia se otorga contraviniendo los últimos fallos judiciales (sentencia nº 40/2018 del Juzgado Contencioso-Administrativo de San Sebastián y sentencia nº 149/2020 del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, que obligan a realizar costosas reparaciones a la propiedad).
«Cuenta también con informes desfavorables tanto de la arquitecta municipal como del experto Pedro Ponce de León, consultado exprofeso. Basándose en estos factores, la propia concejala de Urbanismo denegaba hace unos meses el vaciado parcial del interior, solicitado por la SADE. El derribo que autorizan ahora constituye una muestra de cinismo que sitúa al Gobierno Municipal ante sus propias contradicciones».
Áncora recuerda que el Bellas Artes se incluye en el Plan Nacional de Patrimonio del Siglo XX, elaborado por el Ministerio de Cultura. «Tener en San Sebastián -ciudad del cine- el más antiguo de España, debería ser motivo de orgullo y empeño de todas las instituciones en mantenerlo como un equipamiento público, en vez de permitir este desastre. ¿No sufrimos bastante con la desaparición del Gran Kursaal Marítimo, de nuestros mercados históricos o la incesante destrucción de villas? ¿Merece la pena sacrificar esta joya para poder inaugurar el enésimo hotel?»
La autorización
El Ayuntamiento de Donostia aprobó ayer la licencia de obras para el proyecto de rehabilitación del edificio del Palacio del Bellas Artes. La resolución, firmada por la concejala de Urbanismo Sostenible, Nekane Arzallus, responde a la solicitud de licencia de obra planteada por la propietaria del edificio, la Sociedad Anónima de Deportes y Espectáculos (SADE), que planea realizar un proyecto de rehabilitación del edificio.
Según el comunicado municipal la licencia autoriza a intervenir en el interior del edificio manteniendo su envolvente, que no podrá ser derribada, conforme al régimen de protección establecido en el vigente Plan Especial de Protección del Patrimonio urbano construido (PEPPUC).
El Palacio del Bellas Artes es un edificio que cuenta con un grado de protección C en el Plan Especial de Protección del Patrimonio Construido (PEPPUC) aprobado por Pleno del Ayuntamiento el pasado mes de marzo.
Según indicó el Ayuntamiento en un comunicado “la nueva ficha del PEPPUC, -que continúa valorando la imagen urbana del edificio como su principal estandarte, con su representativo cuerpo de esquina o chaflán cubierto por la gran bóveda, como fondo perspectivo urbano en el encuentro de Prim y Urbieta-, introduce las modificaciones precisas para garantizar la imposibilidad de derribar las fachadas, donde se admiten ciertos reajustes en sus huecos, y se detallan más pormenorizadamente las condiciones y los criterios de intervención relativos a dichos huecos, carpinterías, materiales, las mansardas, proponiendo en términos generales el mantenimiento de su actual configuración arquitectónica y la reposición de la cúpula derruida”.
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