Una manifestación ha partido hoy al mediodía desde el Boulevard en dirección al Antiguo con docenas de personas, antiguas pobladores del Infierno, unas; simpatizantes y miembros de asociaciones, otras. Desde el desalojo del pasado jueves unas 60 personas que dormían en los pabellones de la antigua fábrica buscan lugar para dormir.
Es el caso de Mohamed Koismi de 59 años y nacido en Tánger. Que llegó a Donostia el año pasado aunque lleva en España 21 años. Cuando llegó durmió un tiempo junto al cementerio en Polloe y después vivió en la casa ocupada del Polígono 27 hasta que recibieron el aviso de derribo. «Cogí mis cosas y me fui a la estación de autobuses, abajo, hasta que un chico me dijo que en el Infierno había agua y luz y me fui. Era febrero».
Desde entonces ha dormido en uno de los pabellones del Infierno, donde pasó el confinamiento. «Había gente de paso, mucha. Pero donde yo estaba éramos unas 25 personas».
Koismi denuncia que la presencia policial era permanente y la califica de «acoso». «Nos pedían los documentos, una vez dijeron que buscaban armas. Dos o tres veces por semana venían».
El pasado jueves tuvo lugar el desalojo y desde entonces vive con unos okupas. Cuenta que ha pedido trabajo y está apuntado en varias empresas de trabajo temporal sin éxito. Tiene papeles.
«Sobrevivo gracias a la Red Ciudadana de Acogida», dice Koismi, que no tiene ningún recurso. Y como él tantos otros. Emaús, Caritas Gipuzkoa, Loyola-Etxea, Arrats, Red de Acogida Ciudadana y SOS Racismo pidieron el mismo jueves que Ayuntamiento, Diputación y Gobierno vasco ayudara a las 60 personas desalojadas.
Más información:
El Infierno: “60 personas más que se van a la calle en Donostia en plena pandemia”
El Infierno: Asociaciones sociales piden a Ayuntamiento, Diputación y Gobierno vasco que se involucren
Deja un comentario