10.753 toneladas de neumáticos usados se desechan anualmente en el País Vasco, 250.000 toneladas en España, 3,5 millones en Europa y 25 millones en el Mundo, las cifras son de vértigo, pero… ¿Qué se hace con ellos?
Su masiva fabricación y la gran dificultad para hacerlos desaparecer, ya que son prácticamente indestructibles, suponen un grave problema medioambiental. Si no son reciclados y se abandonan en la naturaleza, con el paso del tiempo producen una degradación química parcial que contamina el suelo, además de necesitar centenares de años para desaparecer, favoreciendo el estancamiento del agua, y convirtiéndose en perfectos criaderos de insectos, como el mosquito tigre y de roedores, con consecuencias insalubres.
Por otro lado, en ocasiones los neumáticos abandonados se llegaban a quemar para disminuir el espacio que ocupaban en vertederos, o accidentalmente como ocurrió en Seseña, donde se almacenaban más de 90.000 toneladas. Su quema provocaba problemas aún más graves para el medio ambiente y la salud, debido a la emisión de gases y a las cenizas tóxicas liberadas.
Sin embargo en la actualidad el neumático fuera de uso se ha convertido en una excelente fuente de materia prima secundaria, su reciclado es un ejemplo de economía circular, porque se aprovecha el 100% de sus valiosos componentes: goma, acero y fibra textil.
Los destinos habituales son: la reutilización, la transformación en nueva energía y su reciclado en carreteras, pistas de atletismo, césped, mangueras, suelas, acero para la industria, etc.
Reciclándolos se contribuye a preservar el medio ambiente, ahorrar energía, optimizar recursos y fomentar un modelo de economía circular más justo con la sociedad y la naturaleza, misión en la que participa la sociedad sin ánimo de lucro TNU (Tratamiento Neumáticos Usados).
TNU ha recogido, desde el inicio de su actividad, más de 859.584 toneladas de neumáticos usados, lo que supone el equivalente a dejar de emitir al medio ambiente más de 4.800 millones de toneladas de CO2, ahorrando más de 1.506 millones de litros de petróleo y 126 millones de metros cúbicos de agua.
Al reciclar los neumáticos se reduce el trabajo de extracción de materias primas, su elaboración y transporte, lo que conlleva una disminución importante del uso de la energía necesaria para llevar a cabo estos procesos. Al necesitar menor consumo de energía se genera menos CO2 y se reduce el efecto invernadero, contribuyendo a la lucha contra el cambio climático.
El principal componente del neumático es el caucho, ya sea natural y sintético, siendo casi la mitad de su peso. La fabricación de neumáticos concentra un gran porcentaje de la industria del caucho, constituyendo el 60% de su producción anual. Se podría pensar que al contrario que el caucho sintético, el consumo de caucho natural es inocuo para el medio ambiente, sin embargo, esto no es así.
El caucho natural se extrae a partir del árbol Hevea Brasiliensis y su explotación intensiva ha favorecido la perdida de biodiversidad y de bosques tropicales. Por este motivo a día de hoy el caucho natural abarca sólo el 30% del mercado, el resto lo ocupan los cauchos sintéticos. Sin embargo, a pesar de este porcentaje se siguen talando selvas para su producción. Por tanto, haciendo un consumo responsable de este material y su conveniente reutilización y reciclado, se ahorra una cantidad importante de recursos naturales y se contribuye a conservar los bosques, los llamados pulmones del planeta.
Biocombustible y Nuevos Productos Ecológicos
Una vez son recogidos los neumáticos de los talleres, se clasifican entre los que se pueden renovar (proceso de recauchutado) y los que no. En el caso de no poder renovarse, estos van a plantas de reciclado donde se extraen y separan sus distintos componentes (caucho, fibra textil y acero), que se recuperan para nuevos usos. Entre ellos: asfaltado de carreteras, losetas de seguridad y pavimentos para parques infantiles, canchas deportivas, guardarraíles, césped artificial, techos para viviendas, aislante acústico, suelas de zapatos, proyectos de obra civil, metal regenerado o bio-diésel.
La pirólisis es una de las mejores opciones para el reciclado y aprovechamiento de la goma, genera “0” residuos y reduce un 92% las emisiones de CO2. Es un tratamiento térmico sin oxígeno que permite descomponer la goma mediante reacción termoquímica que genera valiosos productos reutilizables: líquidos (aceite para biocombustible) sólidos (negro carbón) y gases, empleados como fuente de energía para el propio proceso.
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