Como un puzzle artístico con innumerables piezas que encajar y donde ningún detalle tiene menos importancia que otro. Ni el vestuario, ni las voces del Coro Easo, ni los instrumentistas de la OSE, ni el gesto de un actor pueden quedar al azar.
Todo está programado al milímetro para que la ópera de Puccini brille a su nivel máximo y así se vio el domingo en el Kursaal durante el ensayo general de Madame Butterfly, que se representará dentro de la Quincena Musical el martes y el jueves.
Tensión, seguro. Y mucho trabajo entre bambalinas. Pero la actitud de todos los que participan representaba ayer mejor que nada la ilusión con que se está limando este gran montaje.
Con la tolosarra Ainhoa Arteta al frente, que se mete en la piel de Cio-Cio San, según explicó recientemente el papel más denso que ha interpretado, el público amante de la ópera ha terminado de rendirse ante una propuesta muy atractiva con uno de los títulos más sabrosos del género. Las entradas están agotadas.
Los presentes, dirigidos por Giuseppe Finzi, dieron lo mejor de sí mismos el domingo y cabe augurar que el martes y el jueves se vivirá una gran fiesta musical en el Kursaal.
Decía el director de la Quincena Musical, Patrick Alfaya, que con esta propuesta se mantiene el idilio de Donostia con la ópera. Son 80 años los que cumple el evento y el aniversario merecía un regalo a la altura.
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