(EFE/Redacción). Ayer ya comenzó a notarse en el paso a Francia el cierre de las fronteras que afecta a 20.000 transportistas que suelen circular entre ambos países sobre todo a través de las salidas de Irun y Cataluña. Y es que si bien a los profesionales no se les exige finalmente la PCR negativa que sí tiene que acreditar el resto de los automovilistas, los nuevos trámites ralentizan la actividad según destacó ayer la Federación Nacional de Asociaciones de Transportistas de España (Fenadismer).
En las últimas semanas, la gravísima situación sanitaria que atraviesa España y el resto de países europeos en esta tercera ola del Covid-19 ha obligado a los diferentes estados miembros a adoptar medidas restrictivas de la movilidad, con el fin de contener el avance de la pandemia, ha agregado la patronal en un comunicado.
Siguiendo la política de «cierre de fronteras» llevada a cabo por Alemania, Bélgica y Portugal, el gobierno galo ha aprobado un decreto de restricciones por el que cualquier viajero, independientemente de su modo de transporte (aéreo, marítimo o terrestre) que desee llegar a Francia desde un país del área europea (UE, Andorra, Islandia, Liechtenstein, Mónaco, Noruega, San Marino, Santa Sede y Suiza) está obligado a presentar el resultado de una prueba PCR realizada 72 horas antes de la salida.
El decreto establece una serie de exenciones a dicha obligación en el caso de los viajes de los residentes de las zonas fronterizas en un radio de 30 kilómetros alrededor de su hogar durante menos de 24 horas, así como los desplazamientos de los conductores profesionales del transporte por carretera en el ejercicio de su actividad, debiendo acreditar dicho motivo conforme al certificado de desplazamiento elaborado por la Comisión Europea.
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