(EFE). Uno de los dos acusados de sustraer ornamentos y distintos materiales de nichos, tumbas y panteones del cementerio de Irun ha reconocido este lunes los hechos, en los que también participaron dos menores de edad, si bien ha exculpado al otro adulto imputado por estos hechos.
La Fiscalía reclama cuatro años de cárcel para uno de los procesados y cinco para el segundo (por reincidencia), como presuntos autores de «un delito continuado de robo con fuerza en las cosas valiéndose de su comisión de menores de 16 años de edad», si bien los dos niños no están encausados en este procedimiento.
Según la versión de la Fiscalía, días antes del 20 de diciembre de 2017, los procesados habrían escalado uno de los muros del cementerio municipal «haciendo uso de la fuerza» y, «con ánimo de obtener un beneficio patrimonial ilícito», presuntamente causaron distintos daños en el edificio de los nichos de donde supuestamente sustrajeron los citados objetos y materiales «valiéndose» de los dos menores.
En otro asalto paralelo, los procesados habrían accedido al interior de un caserío de Irun tras forzar el candado de la vivienda, que se encontraba deshabitada y de la que supuestamente sustrajeron una desbrozadora, una olla de cobre, un coladero y la grifería de un lavabo.
Los acusados, de nacionalidad rumana, fueron interceptados el 20 de diciembre en la calle Gazteluzar por agentes de la Policía Municipal en una furgoneta, en cuyo interior fueron descubiertos «numerosos ornamentos metálicos que coincidían con los sustraídos en el cementerio», así como la citada desbrozadora, un trozo de metal que simulaba un anillo, una bolsa con cables, siete cámaras fotográficas y tres trozos de tubo de cobre, entre otros materiales.
Durante la primera sesión del juicio por estos hechos, celebrada hoy en la Sección Primera de la Audiencia de Gipuzkoa, uno de los dos acusados ha explicado que los cuatro involucrados en este incidente son primos y que se dedican «a la chatarra».
Este hombre ha admitido haber acudido en aquellas fechas junto a los dos menores al camposanto de la ciudad fronteriza y haber sustraído a lo largo de varios días los citados objetos tras escalar el muro del cementerio.
Asimismo, ha reconocido haber robado distintos artículos del citado caserío de Irun, tras lo que los ocultaron en una zona cercana al cementerio, si bien uno de los carritos en los que solían transportar la chatarra se rompió, por lo que decidieron avisar al segundo acusado, que era desconocedor de los robos, para que les ayudara a transportarlos en su furgoneta a cambio de veinte euros, momento en el que fueron interceptados por la Guardia Urbana.
Al ser preguntado por su abogada sobre si era consciente de que con esta declaración se estaba autoinculpando, el encausado ha dicho que sí y ha desvelado que no lo había hecho antes por «miedo».
Por su parte, el segundo acusado ha mantenido la misma línea argumental y ha asegurado que a él le llamó su pariente porque «tenía chatarra» y le dijo que le daría veinte euros a cambio de transportarla, tras lo que fueron interceptados por la Policía local de Irun, sin que él supiera qué contenían exactamente los sacos que llevaba en su vehículo.
En la vista también han declarado varios agentes de la Guardia Municipal que han explicado que, tras una primera denuncia de robos en el cementerio, detectaron la existencia de los sacos escondidos en las proximidades por lo que establecieron un sistema de vigilancia que permitió sorprender unos días más tarde a los acusados.
Otros testigos que han comparecido en la sesión de hoy han sido el gerente de la empresa municipal encargada del camposanto, quien ha constatado los daños causados y los robos perpetrados en las instalaciones, así como uno de los propietarios del caserío asaltado, quien ha descrito los objetos robados en esta vivienda.
Está previsto que el juicio concluya mañana con las conclusiones definitivas y los informes de las partes.
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