Como ya sabréis, queridos lectores, la sierra de Aralar, es para este humilde vagabundo de hojarascas, un lugar profundamente íntimo, especial. No oculto, ni lo intento, que esta bella montaña ocupa un lugar de oro en mi corazón, allí donde más calorcito hace. Profundamente vinculada a mi existencia desde que tengo uso de razón, sus dulces praderas, templos acogedores, cumbres magnéticas y bosques brumosos, han sido testigos de pasajes de mi vida, enormemente maravillosos, especiales. Parajes y vivencias, que te hacen ser lo que uno es. Ir al blog
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