Tras una mañana espléndida estalló la lluvia en Donostia cerca de las 15 horas. Hasta entonces los miles de baserritarras que recorrían la ciudad puesto a puesto se habían remangado obviando el protocolo porque el viento sur hacía mella. Pero a partir de ahí… se acabó la luz.
Se oscureció el cielo y a las primeras gotas siguieron otras con entusiasmo. O para entusiasmo el de los baserritarras, más bien. Que lejos de salir en desbandada se refugiaron en soportales y bares sin abandonar los vasos. Aunque muchas familias optaron por abandonar la causa y huir hacia las paradas del autobús, especialmente la Parte Vieja siguió vibrando con una muchedumbre decidida. Desde el punto de vista climático ha sido un Santo Tomás completo, el de este año.
Resultados de los concursos de Santo Tomás, aquí.
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