
07 Feb YON VIDAUR, EL HOMBRE QUE LO PRODUCE TODO
Por el estudio Muir de Yon Vidaur pasa la flor y nata del indie donostiarra. Hablo con él sobre la escena local, qué es eso de producir un disco y si en el trap hay un nuevo Kurt Cobain. Fotos: Lorena Ottero.
Yon Vidaur toca la guitarra en Havoc y produce discos como churros a grupos de música pop y a otros muchos que no hacen pop. Cuando nos recibe en su estudio de Zuatzu le pillamos en plena faena: está mezclando las canciones de Green Bananas, el nuevo proyecto de Mikel Sagüés (Purr) que próximamente verá a la luz en el sello Subterfuge: “No va a tener nada que ver con lo que venía haciendo, será más ambiental y con mucho reverb”, avisa. A continuación, suspira. Explica que siempre le pasa lo mismo, que se le “solapan proyectos”, lo que le lleva a trabajar con varios discos a la vez. En estos momentos les toca el turno a los de Julia Cristina, Siete C, Olimpia, Flores, Carmen Becerra con una grabación de guitarra clásica y también a lo nuevo de Havoc, que se irá cociendo a fuego lento. Casi nada.
En el sistema solar de Vidaur giran como planetas concéntricos muchos grupos de la efervescente escena musical de San Sebastián. “Está súper viva, hay mogollón de bandas y de todos los estilos: no se podrá decir que hay un Donosti Sound 3”, cuenta sentado en la mesa de mezclas. Así que Yon, ante todo, es un tipo ocupado. “Voy del estudio a mi casa y de mi casa al estudio. Muchas veces trabajo los 7 días de la semana. ¡Mi familia y mis amigos me odian!”.
En el sofá principal del estudio Muir (Juan Fermín Gilisagasti, 2) ha colocado tres vinilos: los últimos de AMA, Pet Fennec y el de los madrileños El Palacio de Linares. Sí, a Vidaur también le llaman los grupos de fuera.
¿Cómo se produce un disco?
Habría que ver cada caso concreto, habría que definir el tipo de producción. Está la producción integral, donde vienen con la canción y yo me encargo del resto; otra en la que el grupo tiene algo mucho más acabado y mi labor consiste en que las canciones salgan mejor de lo que han entrado; y luego existen otros tipos de productores que no saben tocar instrumentos y se encargan de crear un concepto sonoro. Que en un disco ponga “producido por Yon Vidaur” no quiere decir que yo lo haya hecho todo. Ni de coña.
¿Tocas la batería? Me parece de largo el instrumento más complicado del rock.
Con la batería estoy un minuto y ya. Realmente no puedo tocarla más que eso. Pero sé cuáles son los patrones y en muchos discos he arreglado baterías. Esto me viene de mi proyecto de música electrónica de finales de los 90, Manoukian, donde aprendí a programar, a meter efectos…
¿Antes de Manoukian donde estuviste metido?
Empecé en la música en el 92. Montamos Donut, un grupo en el que cantaba y tocaba la guitarra, Giorgio Bassmatti estaba en el bajo e Iván Zabalegi, de Lïsabo, a la batería. Un sello de Madrid acaba de reeditar en cassette aquellas canciones. Era indie-pop, algo que aquí nadie hacía.
Pero por entonces ya existía Le Mans, ¿no?
Sí, pero no hacían el pop de guitarras en inglés a lo Teenage Fanclub o Lemonheads. Le Mans estaban mucho antes que nosotros, como La Buena Vida y Daily Planet, pero no tenían nada que ver con nuestra música.
¿Por qué no has vuelto a cantar? ¿Por pudor?
Es que no me gusta cantar. No me siento seguro. Hay gente que lo hace muchísimo mejor que yo. De hecho, hace unos cuatro años encontré canciones viejas en un ordenador cantadas por mí y le propuse a un sello que las reeditáramos. Luego lo pensé mejor y decidí demorarlo un poco. Y ahí están.
Sospecho que tu salto a la producción se produjo de manera natural.
Durante el proyecto de Manoukian (1997-2002) ya había empezado a trastear un poco y grabar. Cuando entré en AMA, además de componer, grababa, arreglaba y mezclaba las canciones. Cada vez que podía hacer algo en algún proyecto metía la cabeza.
¿Pero cómo te lo montabas? ¿Ibas a un estudio? ¿En plan casero?
Menos las baterías el resto lo hacía en casa. Desde casa se pueden hacer muchas cosas, pero llegó un momento en el que había que dar un paso adelante. Primero me fui a un estudio diminuto a Martutene y ahora llevo dos años en Muir. No es Abbey Road, pero me siento cómodo y me permite encontrar el sonido que quiero.
¿El sonido depende del proyecto o hay una marca Vidaur?
Es inevitable que, de algún modo u otro, dejes tu estampa sonora. Pero yo no quiero hacer de lo tuyo algo mío. Me gusta respetar el espacio que hay entre las canciones del grupo y mi trabajo como productor. Habrá dejes míos en los discos, es normal, pero yo lo que quiero es sacar lo mejor de cada proyecto.
Hay dos discos, “Amado líder “, de Havoc, y “Mount Pleasant”, de Pet Fennec, que han sido nominados al Premio a la mejor producción de la Música Independiente. ¿Estás especialmente orgullosos de ellos?
Mucho. Pero, al final, si la canción es buena acabará llegando al oyente tenga una gran producción o no. En los discos de Havoc y Pet Fennec hay muchas canciones buenas y eso te facilita las cosas.
Tengo entendido que fueron dos tipos de trabajos distintos. Con Havoc creo que era más bien un mano a mano entre tú y Pedro, mientras que Urko, de Pet Fennec, lo tenía todo más estructurado en su cabeza.
Con Havoc fue una producción más integral. Él componía las canciones, yo las arreglaba y luego nos rebotábamos ideas. Fue muy intenso porque había unas fechas de entrega y teníamos que cumplir con los plazos. Trabajamos muy rápido. Nunca había mezclado un disco tan rápido y me he dado cuenta de que así es mejor: no te cuestionas las cosas millones de veces.
Grandes discos de los 60 y 70 se grababan en un par de días…
Aquello debía ser frenético. Grupos que en un año te sacaban dos discos tranquilamente.
Fíjate, ¡entre el Rubber Soul y Revolver de los Beatles no pasan ni 9 meses!
Eso hoy en día sería imposible. Hoy en día también es imposible que surja un grupo como Nirvana. Llegaron, pusieron todo patas arriba y fueron el germen de la música alternativa para el gran público. ¿Crees que puede pasar algo parecido en 2018? ¿Que llegue algo bastante nuevo, tenga mogollón de seguidores y se convierta en un referente?
¿El trap no es eso? ¿No le está dando un revolcón a toda la escena musical?
Sí, puede ser… Pero el trap no deja de ser hip hop con autotune. Es el gangsta rap de las dos costas de Estados Unidos pasadísimo de vuelta y cogiendo las cosas más macarras del hip hop. ¿Hay un grupo que dé la vuelta al mundo con todo esto? No lo sé, la verdad.
¿Eres un nostálgico?
En absoluto. Las cosas van cambiando. No es peor ni mejor, sino diferente. Antes comprabas un vinilo o un cd y directamente lo quemabas. Ahora es todo muy inmediato: oyes un disco en media hora y luego te olvidas. ¿Qué canción era la que me había gustado? Bah, da igual, voy a por la siguiente.
Sorry, the comment form is closed at this time.