
12 Ago ROCK INGLÉS EN LA TABERNA BART DE GROS
Cañas, embutidos, una selección de ahumados y una apuesta por el rock anglosajón en la animada tasca de la calle Usandizaga. Fotos: Santiago Farizano.
El pasado verano, la pared del bar estaba decorada con las portadas de discos emblemáticos de Los Planetas, los Rolling Stones, AC/DC, The Cure, Deep Purple, The Clash, The Velvet Underground y Elvis Presley. Desde hace unos dos meses, la taberna Bart de Gros se ha decantado por completar un álbum fotográfico que reúne a los protagonistas de una extraordinaria cosecha de música popular inglesa: The Animals, The Kinks, The Small Faces, The Rolling Stones, The Jam, The Stone Roses, Oasis y The Strokes.
Un momento, ¿The Strokes? El grupo de Julian Casablancas es el único que viene del otro lado del charco, pero los neoyorquinos son los favoritos del dueño del Bart (calle Usandizaga, 8), así que el debate se zanja rápidamente. “Me gustaban mucho, lo tenían todo: las pintas, las canciones, las Converse… Eran buenísimos. Una pena que se escharan a perder”, dice Javier Ramos, de 53 años, sobre su banda fetiche. La inclusión de los creadores de aquel icónico ‘Is This It’ con el que se volvía a las guitarras en el siglo XXI llama tanto la atención como no toparse con nadie de los Beatles, los Libertines o Artic Monkeys.
¿Qué pasa con otras primeras espadas del rock inglés? Sobre los primeros, Javi se muestra firme: “No me gustan”, murmura con una sonrisa medio tímida medio malévola, como si hubiera cometido un gran sacrilegio por haber marginado al cuarteto más querido del mundo. En su local, normalmente frecuentado por un público maduro de entre 40 y 60 años, hay un televisor que muestra los nombres de los intérpretes. En una calurosa tarde de agosto suenan, entre otros muchos, Inspiral Carpets, Jet, The Black Keys, la versión de Calexico del clásico de Love ‘Alone again or’, la inapelable ‘Town Called Malice” de The Jam, los riojanos Espanto…
No es postureo. Mientras las camisetas de los Ramones, The Smiths o AC/DC siguen ocupando las perchas de las grandes cadenas de ropa, en el Bart nada está descontextualizado. Javi cuenta que antes hubo un monográfico de Bowie, artista al que admira. Después de este homenaje al rock inglés -“la música de mi vida”- colgará varios cuadros firmados y dedicados al bar de Loquillo, el Drogas y Aurora Beltrán, líder de los navarros Tahúres Zurdos.
Todo responde aquí a los gustos personales de su dueño. Como decía Koeman cuando entrenaba al Barcelona: “Es lo que hay”. La musica está alta y se aprecia con potencia y nitidez, como corresponde a un buen bar musiquero. Grandes nombres de la historia del rock, el pop y el indie hacen compañía a los clientes que acuden a este pequeñito local a tomarse unas cervezas y departir con otros asiduos. Todos parecen disfrutar con la selección musical. El lugar es tan pequeño que el propio Javier parece uno más, dirigiéndose a todos sus clientes por el nombre de pila.
El Bart solo abre en horario vespertino, cierra hacia las 23 horas. No se sirven copas. La oferta se limita a cervezas (Mahou), vinos y refrescos acompañados de ahumados y embutidos. ¿Para qué más? Lo justo y necesario para seguir con la moderada ingesta de alcohol. Las tardes son largas en el Bart, las noches pasan en un suspiro. “Mucha gente se va luego al Teorema“, explica Javier en referencia al pub del inicio de la calle Zabaleta que sí abre pasada la medianoche y tiene carácter noctámbulo. A alguien con tanto criterio y coherencia falta por preguntarle por su último descubrimiento. Javier duda un momento, sirve un zurito y suelta el nombre: León Benavente.
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