KOKOSHCA: “DONOSTIA ES UNA CIUDAD DE PIJOS QUE SE COMPORTAN COMO ESCANDINAVOS”

Encuentro con Iñaki López, compositor y líder del grupo pamplonica-donostiarra que acaba de publicar “El himno de España”, adelanto de su próximo álbum. Fotos: Santiago Farizano 

 

Es difícil no engancharse a Iñaki López. Aparece con aires de galán de otro tiempo, ropa color Burdeos. Habla sin parar y antes del primer minuto ya ha mencionado una anécdota sobre Jarvis Cocker, el líder de Pulp, y se ha enfrascado en una conversación sobre Argentina y sus bondades, que conoció de primera mano en una gira con su grupo desde hace más de 10 años, Kokoshca. Posa como una estrella del rock o del pop, que más da, un muro que trató de derribar en 2013 una vez que logró meter la voz de El Drogas en el cierre de Hay una luz. “Apareció en bicicleta, lo grabó y elegimos una canción deliberadamente edulcorada, una composición hecha con acordes que es la secuencia más pastel que existe, el canon de Pachebel, con violines y en formato dúo chico-chica. El Drogas me llegó a decir que es la mejor colaboración que ha hecho nunca. Igual se lo dice a cualquiera”.

Iñaki echa la culpa de su verborrea al mate de la mañana, pero este navarro afincado en Donostia y que reivindica la dupla queso-vino por encima “de otras sustancias” tiene razones para estar dicharachero y explayarse ante el periodista. Acaba de salir “El himno de España”, el single que avanza el próximo disco de Kokoshca, previsto para el mes de mayo, y donde se agitan, como en una refrescante coctelera, riffs rockeros, la vieja España cañí y el caluroso broche latino que culmina en el Dabadaba. El vídeo, obra de Edu Escudero y con un arranque muy del cine quinqui, no tiene desperdicio. “A mí me atrae la España de Vallé Inclán o la de Giner de los Ríos y todo eso mezclado con Jesús Gil es apasionante”, explica Iñaki. “Me obsesiona. Es una canción hecha con dos partes muy diferenciadas y donde intento descifrar el carácter español: uno es el vehemente poeta y solemne que puede ser Miguel Hernández o Lorca y otro es el más jovial y picaresco, que lo somos todos pese haber sido un pueblo traicionado por las clases políticas, como dice Paul Preston. Al final somos un pueblo feliz que sabe vivir, comer bien y disfrutar”, resume.

Pese a gozar con el beneplácito del público indie, tras haber tocado en todos los festivales habidos y por haber, con una discografía repleta de auténticos hits, a la banda pamplonica-donostiarra se le escapa el éxito popular. “Tal vez no hemos dado con un formato asequible para el público, quizás las canciones no estaban bien grabadas o cantadas. Siempre hemos querido vivir de la música. No tenemos ningún tipo de rubor underground al respecto”, reflexiona antes de lanzar su profecía. “Este disco creo que puede contentar tanto a público como a crítica. Vamos a sonar guay”, afirma convencido.

En 1999, cuando apenas tenía 16-17 años, fundó el grupo Homegrown con sus amigos, con los que se ha vuelto a juntar, ahora bajo el nombre de Fetén, para grabar dos canciones de rap. Su currículum artístico es muy variado y va más allá del típico artista rock. Cuenta con un proyecto llamado Cilantro Música en el que hace música para vídeos, bandas sonoras e identidad sonora para marcas. Pone como ejemplo el conocido inicio de sesión de Brian Eno para Windows 95. Asimismo, ha escrito el guion de un cómic que se encuentra en su “corrección final” y en el que se aborda libremente el famoso suceso de Alcàsser, símbolo contemporáneo de la España negra, “sin ninguna pretensión de resolver el caso ni hacer periodismo, sino de crear literatura”, aclara Iñaki.

Sus dardos y piropos sobre Donostia se suceden y casi podría atesorar material suficiente para la letra de una nueva canción de Kokoshca:

-Es una ciudad acojonante en cuanto al apoyo cultural de las instituciones y cómo la gente responde. Los Rolling Stones vienen a Barcelona, Madrid y Donostia, que solo tiene 186.000 habitantes.
-Es una ciudad de pijos y ricos que se comportan como progres y socialdemócratas escandinavos.
-Que el plan de la gente sea hacer cola los sábados por la mañana para comprar su pan guay me parece un poco ridículo.
-Un tercio de las viviendas están vacías. Me pone de mala hostia.
-La calidad de la fruta y verdura es bastante mala y cara para una ciudad que presume de su gastronomía.
-Es una ciudad muy cívica, que desde las asociaciones logran cambiar las cosas. Mira lo que ha pasado con  Kalapie (el colectivo de ciclistas urbanos donde muchas de sus reivindicaciones han sido atendidas).
-El triángulo Bukowski, Dabadaba y Tabakalera es interesante.
-La biblioteca UBIK, que creo que ya no se llama así, es única en España y seguramente en Europa, no sé si sois conscientes de esto.
-Lo malo: la falta de autocrítica y la capacidad de obedecer leyes ilógicas, algo que me sorprende porque aquí también ha estado la izquierda abertzale.

Al día siguiente de la entrevista, Iñaki no puede reprimir su divagación sociológica donostiarra y manda un mensaje por whatsapp: “Lo que odio de Donosti es que cierren cosas absurdas a las 23 horas: escaleras mecánicas, ascensores, ¡hasta las máquinas expendedoras de leche! En esta ciudad siempre se ha practicado el toque de queda”.

Jon Pagola
[email protected]

Periodista, creo que cultural y musical. Y de lo que surja.

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