Despacito, cada gota de agua, cae lentamente desde la mágica estalactita, hasta llegar a la pila de piedra que las recoge, en la entrada de la cueva, siguiendo un compás misterioso e inmutable desde lo más profundo de los tiempos, ajenas todas ellas, a los vaivenes del mundo que se abre ahí fuera. Ir al blog
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