Salvamento Marítimo Humanitario rescata a 577 personas en el Mediterráneo y apela a la solidaridad gipuzkoana

No confían en Salvamento Marítimo Humanitario (SMH) en que vayan a mejorar las cosas el año que viene para los refugiados que cruzan el mar. Así lo han expresado esta mañana Iñigo Gutiérrez y Daniel Rivas, quienes durante su exposición en el Koldo Mitxelena han dejado claro que «el Mediterráneo es una fosa común» y la situación está peor que nunca. Y también han hecho hincapié en que las cifras oficiales de muertos no son reales, puesto que no cuentan a los desaparecidos. Pese a todo esto y a la «criminalización» que sufren las ONGs que trabajan en el Mediterráneo, Salvamento Marítimo Humanitario continuará el año que viene con su labor. Este 2017 han sido 577 vidas salvadas en el Mediterráneo central y 20 atendidos al día en el proyecto sanitario de Quíos (Grecia). Y para poder continuar SMH vuelve a hacer un llamamiento a la solidaridad gipuzkoana. 
SMH decidió continuar en Quíos pesea a que la llegada de migrantes se redujo drásticamente y estableció allí un equipo sanitario. El trabajo de este equipo y de los voluntarios ha supuesto la atención a unas 5.500 personas llegadas en los desembarcos (el 44% menores), y cerca de 200 han podido acceder a especialistas médicos gracias a la organización. Como media unas 20 personas han sido atendidas al día.
Respecto al proyecto Maydayterraneo que comparte con la ONG andaluza ProemAid, SMH ha rescatado a 577 personas de siete embarcaciones, ha localizado un cadáver en el mar y ha asistido a un nacimiento en uno de los rescates.
Tres ONG de rescate han dejado de operar en esa zona por la violencia de los guardacostas libios mientras el porcentaje de personas que pierde la vida intentando llegar a la costa se mantiene (1 de cada 40), cifras no reales, como ya se ha explicado. La ONG se plantea adquirir otro barco para cumplir mejor con su tarea.
Durante su exposición Iñigo Gutiérrez y Daniel Rivas han denunciado el apoyo que los supuestos guardacostas libios (antiguos milicianos en gran parte de los casos) reciben de la Unión Europea. «El 26 de septiembre una patrullera libia nos abordó y nos exigió que les entregáramos a las personas que habíamos rescatado. Amparados por la ley nos negamos y uno de los libios disparó su arma al aire. Le informamos de que estaban siendo grabados y de que les íbamos a denunciar por piratería y entonces se fueron».
Estos supuestos guardacostas hostigan a las organizaciones de ayuda, según han contado, y son responsables de que varias entidades hayan abandonado la zona.  Sin embargo SMH denuncia que cuentan con el apoyo de la Unión Europea en lo que a financiación y entrenamiento se refiere.
La organización, que nació hace dos años en Euskadi, quiere reiniciar su labor en la zona en marzo y mantenerse allí hasta el otoño. Y para eso necesita la ayuda de los donantes.